Los pasajeros madrugaron transportes llamados populares con más de 180 personas a bordo.
-Abuso al pueblo!-sentenció el propio Inspector loco de remate sobre todo por lo que le hacía su propia mujer e hijastro. No era de los llamados Derechos Humanos-que yo supiera.
Se escuchó una canción rara que decía algo así como...pues solo Dios será quien nuestro amor culmine...
Seguí reflexionando y observando todo a mi alrededor.
Como está escrita la Biblia no está escrita ninguna obra humana por ingeniosa que sea.Como escriben sus escritores, no escribe ningún sabio, escritor o poeta seglar (ni los clásicos, ni los contemporáneos, ni los Premios Nóbel, ni los Cervantes...)
Soy María Magdalena. Nací con una vida más adelantada que mi tiempo, y la amiga de mi hermana me traicionó, pues aunque toleraba mi modo de ser, fue más fiel con ella que conmigo y la justicia, y todo paró en mi suicidio por envenenamiento.
Si, fue cuando me embarazó Manuel, aquel médico durísimo del Hospital Naval de La Habana del Este. Sabía que mi familia no soportaría que pariera soltera un hijo de no se sabía quién exactamente, pues yo andaba con mis cuentas locas y la cabeza bien mala. Suponía era de Manuel, pero ni muy segura estaba. Cuando vine a ver tenía ya cuatro meses y medio(un pionero!). Estaba muy concentrada en lo que me salió en el seno.Supuraba hacía meses y en casa decían que era seguro por andar con toda clase de hombres.
Sabía que morir no era tan malo nada. Vi infinidad de niños en su fase final, yo les ponía las inyecciones y sueros en terapia intensiva. Trataba de salvarlos, pero a veces no era posible. Ni los santos podían hacer nada por ellos cuando les tocaba la hora. Pasaban días inconscientes con un sufrimiento que se me antojaba dulce respecto al de sus familiares que aguardaban el desenlace de los acontecimientos.
Salía de mis fiestas-orgías juveniles directo para la danza de la muerte de infantes. Una vez Susana fue conmigo a Regla y otra a Lawton. Casi siempre salía con mi hermana de chaperona. Ella se metía en todo.Pero, no, la noche de Lawton me acompañó Susana solamente y no mi hermanita. Yo había vuelto con Isidro, mi primer novio, al que traicioné infinidad de veces-cosa que molestaba a toda mi familia, más que al propio Isidro.
Mi piel canela y mi olor a miel de abeja de mulata devenida en habanera atraía a los hombres y de qué manera!.
Susana, la amiga de mi queridísima hermanita, fue mi cómplice esta vez. Ella andaba sola en esta bacanal, sola de hombres quiero decir, y se limitó a beber, comer, bailar y recordar su primer gran amor(frustrado). Le pedí de favor que no dijera nada a mi familia y menos a mi hermana de lo que allí viera.
Y si que vio a distancia como hice el amor con Isidro en la escalera del solar de La Habana Vieja donde vivía, y allí mismo, sin asearme ni nada, me puse mi inmaculado uniforme y mi cofia blancos y me perfumé.
Susana, la muy estúpida, se creyó la historia de mis sinvergûencerías que le contó mi hermana que se hacía la santa, cuando tampoco fue virgen ni en la Infancia. Bien que lo gritó borracha en la fiesta de Guanabacoa, en los Quince de Irma:...Pedro(el de Campechuela), ese es el macho de mi vida....
Con él hacía cochinadas, la muy zorra, cuando jugábamos a las casitas y ella creía que yo, la más chiquita, no me daba cuenta. En verdad hasta me asustaba y una vez no me pude contener y fui corriendo y le dije a Mami:...Están choch.a..o Mariluz y Pedro.
Tremenda paliza que le dieron a la Mary y desde entonces me odió y fue espía de mi sexo y de todo lo mío de por vida.
Pero mi hermana pasó siempre por decente y juiciosa y se casó vestida de blanco, con traje largo de encajes, ramo de flores y casi que con las ceremonias de una iglesia.
Siempre fue una hipócrita y una egoista.
Ahora la imbécil de Susana que no se dio cuenta nunca, que se chibe. Qué pensó?. Que cuando cayera en desgracia Mariluz iba a seguir siendo su amiga?. De eso nada. Oyó por la Mesa Redonda que mencionaron su nombre y se aterró y para colmo en esos días se le apareció con unos papelitos de esos, de los Derechos Humanos, y la del Comité la llamó a contar enseguida porque se las saben todas.
Cómo mi hermana iba a arriesgar su profesión, la carrera de mi sobrino Yobani, sus prebendas de médico en Venezuela con las que está paliando el hambre de toda la familia?.
Jamás la llamará, le escribirá, ni la recibirá más en una casa donde ni yo misma cupe cuando arriesgué sus intereses por el solo hecho de ser diferente, transparente en lo de mi sexualidad. Si yo tuve que quitarme esa vida incómoda de prejuicios corporales, qué puede esperar Susana de Mariluz?. Qué tonta!.Como siempre!.
Mi hermana siempre rogó a Ochún por dinero, prosperidad y salud. Siempre ha tenido negociosclandestinos para escapar en este país de buitres. Claro que si pudiera se iría para Estados Unidos.Claro que no lo haría en una balsa porque aquí sabe nadar y guardar la ropa para escapar. Es negra y duda que le den la visa. Qué parientes tenemos allá que nos reclamen?.Va a meterse a disidente, a opositora, a arregladora del mundo para irse cuando le apriete el zapato?. Va a correr el riesgo de caer presa y de lo que le esperaría?.No, mi hermanita oye Radio Martí escondida, con audífonos y espera que la manzana madure y caiga por su propio peso. No es como Susana y sus nuevos amigos que andan alante siempre de los aconteceres.
Pero al final mi Mariluz querida, su amiguita Susana y yo la sucia evidente, estaremos juntas para el juicio y nuestras almas inicuas irán al Seol. Que cómo he aprendido tanto?. Pues porque hasta después de muertos una se supera. De poco le servirá a Susana el atenuante de omitir detalles e intentar disuadir a mi hermana de su extremismo. Las tres tenemos vigas en los ojos.
La ungida u oveja leyó algo de su Biblia en la pesca que hacía en un asiento de la sala de espera de la Terminal de Omnibus de La Habana en la que escruto esta noche a todos desde mi apariencia de cucaracha.
Esos que están ahí leyendo el periódico, durmiendo trasnochados, comiendo cucuruchos de maíz, haciendo poemas, noticias o canciones, hablando....., esos todos, o casi todos, aunque le teman al mar y o a los aviones, están dispuestos a volar si pudieran, hasta en el globo de Matías Pérez (ese con el que di antes de aterrizar en este cesto de basura).
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