Con un pie en el pasado y el otro en el futuro, me cuesta aterrizar en el presente, con la falda en el sitio preciso, del largo, la tela y el color preciso, sin mezclillas ni medias a media pierna, ni las sandalias polvorientas de Jesús y los apóstoles y sin el corage y la rabia acostumbrados como signo.
Pero ahí vamos, tratando de reajustar y reestructurar lo necesario cuando los amigos reales escasean y los fingidos entran a tu muro sin permiso, te cambian el perfil y casi hasta el código genético.
Pero ahí vamos, tratando de reajustar y reestructurar lo necesario cuando los amigos reales escasean y los fingidos entran a tu muro sin permiso, te cambian el perfil y casi hasta el código genético.