Por: Diana M. Cantón Martinez.
Dedicado a mi hermano Fidel que entonces se hizo cristiano evangélico y me leía de la Biblia , copartíamos sobre los acontecimientos mundiales y me contaba sobre sus cuitas y sueños.
Ya la inocencia despidió a las muchachas
Ya no las seducen oraciones,
ni el mismísimo Cantar de los Cantares,
ni el perentorio regreso del Mesías.
Pero una muchacha incorruptible
te aguarda
más allá del próximo
diluvio de fuego.
Sé paciente.