Yo desnuda, asida a la estrella
blanca y sola
tocando con mi pie las flores
con mi pierna loca
sin Consuelo
persiguiendo la nube
en el desvelo gris.
Y el cielo perverso
en su negrura.
Y mi sangre estancada
en sus antojos
buscando la estatua
y las palabras.
Inventando melodías al insomnio.
Recordando la viudez del muerto
y la horfandad del vivo.
En los versos llega el angel
y mi clímax.