Por: Diana Margarita Cantón.
El Doctor Nadium seguía atendiendo sus pacientes aún vivos y más jóvenes, incluida Mariela, cuya hija de diez años Claudia había clavado un cuchillo a su abuela Luisa, después de ver muchas películas y video-juegos violentos que afectaron su psiquis frágil de por sí.Mariela hasta se cortó las venas después de perder su madre en esa tragedia.
Pero al llegar a casa retornaba a la lectura del Diario de Normita ( una de las suicidas):
"Pero antes de la ruptura con Juan de los Cielos, fue el 26 de Julio de 1970. El se fue solo para La Habana, para la plaza de la revolución. Fidel Castro habló de las manos y la mascarilla del Che y aquello se volvió un velorio masivo-me contó. Juan regresó muy deprimido de la capital.
Antes fueron también los carnavales de agosto y seguimos noviando con muchas regulaciones y chaperonerías aldeanas retrasadas, fuera de lugar a esas Alturas de nuestras relaciones de pareja ( amatorias ignoradas).
Mi madre nos acompañó una noche al Parque Francés o del Bosque. Cantaba Tejedor y a Juan le encantaban esas cosas de viejos?. A mi en realidad no me molestaba nada romantico y bailamos muy apretaditos.!. Tomamos cervezas en jarros de lata allí y por todas las calles. Ella se enfureció pues lo consideró algo indigno de una mujer decente. Al regresar a casa, antes de llegar al portal, en el jardincito de los jazmines, las mariposas, los marpacíficos y demás florería, me abofeteó, pero no sentí dolor ni verguenza. Solo le respondí muy eufórica:
-Mami, no cojas lucha!(frase de moda). Qué nota tan rica tengo!.
Mi galán de noche ya se había marchado. Fue la última vez que me levantó la mano. Casi no lo hacía desde que me bequé. Casi tampoco estaba en casa ya nunca.
Al otro día se lo conté a Juan y se murió de la risa.
Durante todo el mes de vacaciones inventaba por el día-sobre todo-para escaparme con mi amante para la pizzeria de los gatos y la lluvia, para casa de mis suegros a tomarnos unos tragos que él preparaba en la batidora con hielo, limón. y azúcar de caña y de allí para las camas de cemento y lozas.
Eso era un escándalo entonces en esa ciudad particularmente!. Se pensaba no en un humilde rincón de Amor, única opción por la escasez de viviendas, dinero y de todo, sino en que eran sitios frecuentados por prostitutas, mujeres fáciles e infieles. Varias veces pasaron hombres y mujeres en camiones por nuestro lado gritándonos groserías y palabrotas.
En una occasion vimos una mujer negra que entró furtivamente en uno de estos sitios, acostada en el asiento de atrás de un auto para que no la descubrieran los curiosos. Había muchas cañas bravas a la entrada, árboles, parqueos; y todo el ritual de entrada y salida se efectuaba con mucha cautela.
Hasta los viejitos enamorados iban a esos albergues I. N.I. T.Recuerdo una vez en la de La Coronela( la mejor a la que íbamosa en La Habana) que una parejita de ancianitos estaba con nosotros en la larga cola y conversamos amistosamentey todo.
Juan me dijo después:
-Tú y yo vamos a hacer como esos viejitos; aunque llevemos muchos años casados y vivamos juntos en un hogar y tengamos muchos hijos, a veces nos escaparemos para romper la rutina a uno de estos lugares prohibidos para recordar nuestro pasado.
Pero no fue así. Ya él murió y ahora lo guardo y lo reguardo en este Diario."
Capítulo: Lo Prohibido.
El Doctor Nadium seguía atendiendo sus pacientes aún vivos y más jóvenes, incluida Mariela, cuya hija de diez años Claudia había clavado un cuchillo a su abuela Luisa, después de ver muchas películas y video-juegos violentos que afectaron su psiquis frágil de por sí.Mariela hasta se cortó las venas después de perder su madre en esa tragedia.
Pero al llegar a casa retornaba a la lectura del Diario de Normita ( una de las suicidas):
"Pero antes de la ruptura con Juan de los Cielos, fue el 26 de Julio de 1970. El se fue solo para La Habana, para la plaza de la revolución. Fidel Castro habló de las manos y la mascarilla del Che y aquello se volvió un velorio masivo-me contó. Juan regresó muy deprimido de la capital.
Antes fueron también los carnavales de agosto y seguimos noviando con muchas regulaciones y chaperonerías aldeanas retrasadas, fuera de lugar a esas Alturas de nuestras relaciones de pareja ( amatorias ignoradas).
Mi madre nos acompañó una noche al Parque Francés o del Bosque. Cantaba Tejedor y a Juan le encantaban esas cosas de viejos?. A mi en realidad no me molestaba nada romantico y bailamos muy apretaditos.!. Tomamos cervezas en jarros de lata allí y por todas las calles. Ella se enfureció pues lo consideró algo indigno de una mujer decente. Al regresar a casa, antes de llegar al portal, en el jardincito de los jazmines, las mariposas, los marpacíficos y demás florería, me abofeteó, pero no sentí dolor ni verguenza. Solo le respondí muy eufórica:
-Mami, no cojas lucha!(frase de moda). Qué nota tan rica tengo!.
Mi galán de noche ya se había marchado. Fue la última vez que me levantó la mano. Casi no lo hacía desde que me bequé. Casi tampoco estaba en casa ya nunca.
Al otro día se lo conté a Juan y se murió de la risa.
Durante todo el mes de vacaciones inventaba por el día-sobre todo-para escaparme con mi amante para la pizzeria de los gatos y la lluvia, para casa de mis suegros a tomarnos unos tragos que él preparaba en la batidora con hielo, limón. y azúcar de caña y de allí para las camas de cemento y lozas.
Eso era un escándalo entonces en esa ciudad particularmente!. Se pensaba no en un humilde rincón de Amor, única opción por la escasez de viviendas, dinero y de todo, sino en que eran sitios frecuentados por prostitutas, mujeres fáciles e infieles. Varias veces pasaron hombres y mujeres en camiones por nuestro lado gritándonos groserías y palabrotas.
En una occasion vimos una mujer negra que entró furtivamente en uno de estos sitios, acostada en el asiento de atrás de un auto para que no la descubrieran los curiosos. Había muchas cañas bravas a la entrada, árboles, parqueos; y todo el ritual de entrada y salida se efectuaba con mucha cautela.
Hasta los viejitos enamorados iban a esos albergues I. N.I. T.Recuerdo una vez en la de La Coronela( la mejor a la que íbamosa en La Habana) que una parejita de ancianitos estaba con nosotros en la larga cola y conversamos amistosamentey todo.
Juan me dijo después:
-Tú y yo vamos a hacer como esos viejitos; aunque llevemos muchos años casados y vivamos juntos en un hogar y tengamos muchos hijos, a veces nos escaparemos para romper la rutina a uno de estos lugares prohibidos para recordar nuestro pasado.