Miércoles 10 de julio
Pedro estaba guardado en la prisión (Hech. 12:5).
De repente, una luz brillante iluminó la celda de Pedro. Luego se le apareció un ángel, al que obviamente no vieron los guardias, y lo despertó con insistencia. Entonces, ¡las cadenas que tenía en las muñecas sencillamente se le cayeron! El ángel sacó de la prisión al apóstol pasando delante de las narices de los guardias de la entrada y atravesando la gran puerta de hierro, que se abrió “por sí misma” (Hech. 12:10). Una vez en la calle, el mensajero divino se esfumó. ¡Pedro estaba libre! Claro, hoy no esperamos que Jehová nos libere de forma milagrosa. Pero sí tenemos confianza absoluta en que seguirá usando su poder a favor de su pueblo (2 Cró. 16:9). Él nos brinda su poderosa fuerza activa para que soportemos cualquier dificultad (2 Cor. 4:7; 2 Ped. 2:9). Y muy pronto, valiéndose de su amado Hijo, soltará a millones y millones de personas de la prisión más segura del mundo: la muerte (Juan 5:28, 29). Sin duda, la fe en las promesas de Jehová nos infunde mucho ánimo para afrontar los problemas. w12 15/1 2:13, 15, 16
Martes 9 de julio
Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso (Jer. 10:23).
En cierta ocasión, los filisteos invadieron Israel. David consultó a Jehová y recibió una clara respuesta: “Sube, porque sin falta daré a los filisteos en tus manos” (2 Sam. 5:18, 19). Al poco tiempo, los filisteos salieron una vez más en batalla contra David. ¿Qué haría él ahora? Podría haber razonado: “Esto es lo mismo que antes, así que pelearé contra los enemigos de Dios”. ¿Decidiría él mismo, o buscaría la guía de Jehová? David no se fió de su experiencia y volvió a orar en busca de consejo. ¡Y menos mal que lo hizo, porque las instrucciones esta vez fueron diferentes! (2 Sam. 5:22, 23.) Cuando nos enfrentemos a una situación o problema que ya hayamos tratado, tengamos cuidado de no confiar solamente en nuestra experiencia personal. w11 15/11 1:13
8 de jul. Lectura de la Biblia: Hechos 15 a 17
Núm. 1: Hechos 16:16-34
Núm. 2: ¿Por qué tienen razones para sentirse contentos los cristianos cuando los persiguen? (Mat. 5:11, 12)
Núm. 3: Cuando el apóstol Pablo dijo que los cristianos serían “arrebatados” con el Señor, ¿qué asunto se estaba considerando? (rs pág. 46 párr. 5–pág. 47 párr. 1)
8-14 DE JULIO DE 2013
Lunes 8 de julio
Hagan todas las cosas para la gloria de Dios (1 Cor. 10:31).
Antes de elegir cualquier actividad recreativa, debemos someterla a la siguiente prueba: ¿Qué incluye? Hay que asegurarse de que no contenga nada impropio para un cristiano (Pro. 4:20-27). ¿Cuándo la realizaremos? No podemos permitir que nos consuma demasiado tiempo (1 Tim. 4:8). ¿Quién nos acompañará? Debemos evitar a toda costa las malas influencias (Ecl. 9:18; 1 Cor. 15:33). Si vemos que cierta actividad no cumple las condiciones bíblicas del qué, cuándo y quién, entonces no pasa la prueba. Pero si concluimos que sí las cumple, podemos tener la tranquilidad de que esa diversión nos beneficiará y contribuirá a honrar a Jehová (Sal. 119:33-35). En definitiva, en los momentos de ocio, asegurémonos siempre de hacer lo que debemos, cuando debemos y con quien debemos. w11 15/10 1:16-18
Domingo 7 de julio
Sobre ellos haya paz y misericordia, sí, sobre el Israel de Dios (Gál. 6: 16).
¿Qué nos viene a la mente cuando leemos en la Biblia la palabra Israel? Tal vez pensemos en que así se llamaron Jacob —uno de los hijos de Isaac— y la nación formada por sus descendientes. Pero las Escrituras también utilizan este nombre en sentido simbólico. Normalmente se refiere al “Israel de Dios”, es decir, los 144.000 cristianos que Jehová ha ungido con su espíritu para ser reyes y sacerdotes en el cielo (Rev. 7:4; 21:12). Ahora bien, en Mateo 19:28 esta palabra se usa de un modo diferente al hablar de “las doce tribus de Israel”. Examinemos ese pasaje. Allí Jesús dijo: “Ustedes los que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel”. En este versículo, ¿quiénes son “las doce tribus de Israel”? Son las personas que serán juzgadas por los discípulos ungidos de Jesús y que podrán vivir para siempre en el Paraíso. Todas ellas se beneficiarán de la labor de los 144.000 sacerdotes. w11 15/9 2:1, 2
Sábado 6 de julio
Aunque [Jesús] había ejecutado tantas señales delante de ellos, no ponían fe en él, de modo que se cumplió la palabra de Isaías el profeta (Juan 12:37, 38).
A pesar de las extraordinarias obras realizadas por el Mesías, él no sería aceptado por la mayoría (Isa. 53:1). Estas palabras seguían cumpliéndose años después, pues cuando Pablo predicaba las buenas nuevas, la gente todavía se negaba a creer en Cristo (Rom. 10:16, 17). Las Escrituras profetizaron que el Mesías sería odiado sin motivo (Sal. 69:4). Juan cita este comentario de Jesús: “Ahora han visto y también han odiado tanto a mí como a mi Padre. Pero es para que se cumpla la palabra que está escrita en la Ley de ellos: ‘Me odiaron sin causa’” (Juan 15:24, 25). Los Evangelios confirman que Jesús tuvo muchos enemigos, sobre todo entre los guías religiosos judíos. Él mismo dijo a sus oyentes: “El mundo no tiene razón para odiarlos a ustedes, pero a mí me odia, porque doy testimonio [...] de que sus obras son inicuas” (Juan 7:7). w11 15/8 1:16, 17
Viernes 5 de julio
No te afanes por obtener riquezas (Pro. 23:4).
Satanás consigue que muchos crean que en este mundo su seguridad depende de los bienes materiales. Y no hay que negar que las riquezas, las posesiones y los trabajos bien pagados les ofrecen ciertas ventajas. Pero, a la hora de la verdad, cuando les llega una enfermedad grave, una crisis económica o un desastre natural, ¿les valdrán de tanto como creen? Lo que es más, ¿impide el dinero que se sientan vacíos y desorientados en la actualidad? ¿Les ayuda a contestar las grandes preguntas de la vida? ¿Les infunde tranquilidad cuando se ven ante la muerte? Si tratáramos de saciar el hambre espiritual con bienes materiales, nos quedaríamos insatisfechos. No hay duda: son “cosas irreales”. A la larga, ni siquiera dan seguridad física, pues la vida no se puede prolongar indefinidamente, y la enfermedad y la muerte no perdonan a nadie (Pro. 23:5). ¡Qué diferente es nuestro Dios! Jehová es mucho más real y nos ofrece verdadera seguridad. Pero solo la recibiremos si somos sus amigos. w11 15/7 1:16
Jueves 4 de julio
Ninguno que cifre su fe en [Jesús] será desilusionado (Rom. 10:11).
Sin duda, debemos tener muy presente este aspecto de las buenas nuevas cuando efectuamos nuestro ministerio. El mensaje acerca de Jesús no resulta extraño en los países donde la gente ha oído hablar de las enseñanzas bíblicas sobre el pecado. Pero no ocurre igual en las culturas donde no se acepta este mensaje o ni siquiera se conoce. Por eso, cuando las personas de tales lugares llegan a creer en Dios y en su Palabra, es preciso explicarles el papel que desempeña Jesús. La carta a los Romanos habla vez tras vez de las buenas nuevas y señala que “son, en realidad, el poder de Dios para salvación a todo el que tiene fe” (Rom. 1:16). ¡Qué felices nos sentimos al aceptar este mensaje y ayudar a las personas sinceras a hacer lo mismo! Da gusto ver que quienes aman la verdad hacen suyas las palabras que citó Pablo en Romanos 10:15: “¡Cuán hermosos son los pies de los que declaran buenas nuevas de cosas buenas!” (Isa. 52:7). w11 15/6 1:20, 21
Miércoles 3 de julio
Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo (Sant. 1:14).
El ejemplo de Jesús nos ofrece una lección clave: hay que estar dispuestos a servir a Dios pase lo que pase, sin importar que suframos vergüenza o que se perjudique nuestra reputación (Heb. 12:2). También cuando fue tentado por Satanás, Jesús vio más allá de la prueba y meditó en las consecuencias de sus actos. Además, se apoyó en las Escrituras y usó el nombre de Dios. Al vernos tentados a hacer algo que le desagrada a Jehová, ¿en qué centramos la atención? Cuanto más pensemos en los atractivos de la tentación, más fuerte será el deseo de caer en ella (Sant. 1:15). Por eso, tenemos que tomar medidas de inmediato para arrancarnos del corazón ese deseo, incluso si dichas medidas nos parecen tan drásticas como la amputación de una parte del cuerpo (Mat. 5:29, 30). Al igual que Jesús, debemos reflexionar en las consecuencias de nuestros actos y, particularmente, en cómo afectarán la relación con nuestro Padre celestial. Debemos recordar lo que la Biblia enseña al respecto. Solo así demostraremos que Jehová es la persona más importante para nosotros. w11 15/5 3:13-15