La decadencia económica, política, moral y social de un mundo gobernado por Satanás El Diablo, donde se derrumban mitos y valores humanos. ( Bloguista).
Tomado del Blog Baracutey Cubano.
Las elecciones en Venezuela son una interrogante porque Chávez no cree en la democracia y no puede admitir el veredicto de la mayoría en su contra. En el año 1992 intentó derrocar al presidente constitucional Carlos Andrés Pérez (1922-2010) por medio de un golpe de estado. Protegido por las generosidades de la democracia, al igual, que sucediera con Fidel Castro, obtuvo su libertad dos años después de haber sido encarcelado.
Esta vez los venezolanos se han unido en oposición alrededor de una joven figura carismática y valiente y confían en que no habrá fuerza capaz de escamotearles el triunfo. Henrique Capriles aventaja a Chávez en edad, salud, inteligencia, preparación y popularidad; pero carece de balas frente a los votos. Frente a él Chávez amenaza con sacar a la calle la Guardia Civil, grupos civiles armados, cubanos importados de Cuba expertos en dominar motines y turbas que siguen una línea de violencia premeditada.
Basta leer los titulares de la prensa para que nos demos cuenta del cuadro venezolano. ”Violencia y juego sucio en Campaña de Chávez”, enuncia un rotativo. Otro proclama en primera página, “Revelan Plan Militar en Venezuela” y simplemente para citar uno más, en un periódico español (ABC) el sensacional titular dice que ”Chávez no entregará el poder porque en Venezuela no hay regreso”. Admiramos a Capriles por su heroísmo y valentía, aunque tememos por su seguridad a manos de los testaferros del chavismo, que después de trece años en el poder se creen dueños absolutos del mismo.
Hemos leído artículos de orientación chavista en los que se pone de ejemplo el proceso electoral venezolano del año 2006 en el que según la prensa acudió a las urnas el 74% del electorado, y en el que emergió vencedor Hugo Chávez con el 63% de los votos, derrotando fácilmente a Manuel Rosales, su más cercano contendor. Afirmó posteriormente el gobierno que ”la elección fue certificada como legítima y libre por la Organización de Estados Americanos (OEA)”. Usar este ejemplo en relación con las elecciones del próximo domingo es desproporcional.
En cuanto al pueblo hay que tener en cuenta el historial de Chávez como mandatario. Hoy día prestigiosas revistas internacionales colocan a Venezuela entre los países más peligrosos y pobres de América. Según la Prensa Asociada, “el descenso en la pobreza acompañado por el empeoramiento de la infraestructura refleja lo que los detractores de Chávez describen como su incapacidad para hacer frente a las causas de los muchos males del país”.
Para mí es admirable el patriotismo de los venezolanos que entre nosotros viven que han ido en nutridos grupos a Nueva Orleans a cumplir con el deber del voto. Quizás la cantidad no haga sustancial diferencia, pero el hecho en sí habla muy alto de la oposición del pueblo de Bolívar al desgobierno de Chávez, quien debe tener cuidado al tomar cualquier acción bélica porque probablemente tenga que enfrentarse a una inesperada y poderosa rebelión. No es posible creer que todos los hijos de Venezuela sigan a un líder enemigo de América y enloquecido de poder.
Chávez cree que cuenta con la alianza del pendenciero presidente de Bolivia, Evo Morales, y que su aliado Rafael Correa, del Ecuador, no lo abandonaría. Probablemente piense que el alcoholizado Daniel Ortega se ponga a sus pies; pero lo cierto es que ninguno de estos tres truhanes metería las manos en el fuego en que se queme su socio Chávez.
Otro aspecto en la política de Chávez es el de su alianza con Irán, país al que respalda en sus intentos de fabricar la bomba atómica y del que se declara aliado. Mahamoud Ahmadinejad, enemigo jurado de Israel, jefe del territorio islámico más extenso de la región, ha reiterado su disposición de destruir a Israel si se presentare un conflicto bélico. En estos momentos en que Siria está al involucrase en un encuentro con Israel y que ha anunciado que destruirá las bases militares estadounidenses, la pregunta que nos hacemos es que decisión tomará Chávez. Su país es el más fuertemente armado del continente y el mandatario se vería en medio de alternativas muy serias y comprometedoras. Probablemente se verá circunstancialmente obligado a echar su suerte con los países que ataquen a Israel y crearía un conflicto bélico contra los Estados Unidos, algo jamás sucedido en América. Ciertamente Venezuela no es tan solo un país peligroso, sino que tiene además un presidente que está loco por medir sus fuerzas con “el imperio del Norte” como él lo llama., Proclamarlo de nuevo como presidente sería colgar una bomba de tiempo sobre los destinos de nuestros pueblos; de aquí que el más serio problema al que se enfrentarían los venezolanos es que quiera quedarse en el poder a toda costa, retando la razón, la paz y la justicia en su propia nación. Ya, en estos términos el asunto no se limita a contar votos, sino a enfrentar las balas a los votos.
Hay que tener en cuenta que hoy tenemos a un Chávez desgastado, incumplidor de promesas y enfermo, enfrentándose a una oposición unida y a un candidato de simpatía popular y probada capacidad económica y-política. ¿Se comportará igual el “bolivariano” perdiendo que ganando?
Una característica muy definida en el caso de Chávez es que no ha anunciado jamás a un probable sucesor. Si es cierto que se halla enfermo –y de eso no caben dudas actualmente- lo más lógico es que prepare un sucesor; pero una característica de los totalitarios comunistas es la de creerse inmortales e insustituibles. Cuando Castro llegó a la increíble conclusión de que no podía continuar llevando las riendas del poder en Cuba, no propuso un proceso eleccionario sino que escogió a su hermano Raúl para que ocupara su puesto. El poder hereditario es propio de regímenes arcaicos y obsoletos; pero los comunistas lo han entronizado, sino ya por la fuerza militar, por medio de una malvada astucia. Chávez tiene miedo de que la muerte lo sorprenda en el poder ejecutivo y que quede abierta la posibilidad pública de un sucesor. Debe tener en su mente malévola la idea de a quien legar el mandato, sin importarle para nada ni la oposición ni la negativa del pueblo, o tendrá engañados a varios de sus subordinados que con la esperanza de llegar al poder se le someten con vileza y cobardía.
Desde el año 1999 ocupa el poder en la tierra de Bolívar, usando la estratagema de enmendar la Constitución del país, legalizando la indefinida reelección consecutiva. Estas elecciones del próximo domingo serán probablemente un capítulo más del fraude y la fuerza en contra del derecho legítimo del pueblo a expresar su decisión mediante el voto.
Todos estaremos pendientes el próximo domingo de lo que suceda en Venezuela y rogamos a Dios que en el querido país de Bolívar reinen la paz y la concordia. Y que se abra para todos un nuevo camino de esperanza y redención. ¡Queremos oír la voz libre de los votos, no el ruido asesino de las balas!
http://diariolasamericas.com/print.php?nid=146593&origen=1
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Esta historia la conoce media Cuba, pero nadie la cuenta.
Involucra a un conocido etnólogo -o africanista, como dicen algunos de manera un poco demodé- llamado Rogelio. Mulato catedrático él, pero buena persona.
Rogelio fue, en 1962, uno de los fundadores del famoso Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, una de las tres compañías más importantes de esa isla infernal.
No fue fácil para Rogelio abrirse este ilustre espacio. Conocimientos no le faltaban. Y labia, porque no tiene título alguno. Pero aquella manía suya de seguir con la vista a ciertos machos causaba preocupación entre los jefecillos de la naciente revolución, “tan verde como las palmas”.
De todas formas, como ayudó a crear aquel grupo de visos tan tercermundistas, Rogelio logró evadir en ese entonces el veto de los segurosos, que pasaron por un fino tamiz a la legión de negros y casi negros que al principio compusieron al Conjunto, dejando fuera unos cuantos de ellos del primer viaje al extranjero que dieron en 1964.
Fue mientras andaban por Argelia que surgieron los primeros problemas. Los otros directivos del Conjunto empezaron a informar al Alto Mando de las peculiares andanzas de Rogelio con jovenzuelos árabes que parecían pegársele como moscas a la miel cada vez que se paseaba por los zocos, mostrando de guilletén la moneda dura que le daban para gastar en el viaje.
Ese Alto Mando, en Argel, tuvo para Rogelio un alto componente tóxico. Nada menos que alguien llamado Ernesto Guevara y apodado cariñosamente “Ché”. Todavía no era el Guerrillero Heroico ni mucho menos, pero empezaba a parecérsele. Si una vez arrojó furiosamente contra una pared un libro de Virgilio Piñera, no quieran imaginarse lo que hizo cuando oyó hablar de las murumacas que andaba haciendo Rogelio por la capital argelina.
Fue, sin embargo, en otra parte de aquella gira que Rogelio cayó en absoluta desgracia. Todavía envalentonado con sus proezas homoeróticas de Argel, el etnólogo creyó ver abiertas las puertas del cielo mientras se daba a tomar el sol en una de las sabrosas playas malagueñas. Como decía esa canción de Farrés: En el mar, la vida es más sabrosa… O lo parece.
Ausente el cachondeo femenino en pleno imperio del franquismo, un mulato de culo alegre como él causó tremenda sensación entre la manada de bugarroncitos en ciernes que deambulaban en ese entonces por la Costa del Sol, a la caza de viejas francesas en el mejor de los casos.
Y es así que, presa de aquellas urgencias inconfesables que le aquejaban cuando menos lo esperaba, y los vapores del maldito alcohol, Rogelio pecó el pobrecito doblemente, por lujuria y por comemierdería (que es el peor pecado que se puede cometer, por cierto).
‘¡Ay Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz’.
El hecho es que cuando más entusiasmado yacía Rogelio frente al mar con un chico que se le había montado encima como experto jinete, apareció de improviso otra parejita, ésta de la Guardia Civil, y enseguida les dio el alto quién vive.
Aterrados, los otros directivos del Conjunto, y aun los simples integrantes de la compañía, contemplaron esa tarde, de lejos y en la misma playa, cómo los temibles policías del bicornio se llevaban escoltados a Rogelio y su amante adolescente. “¡Ale, maricones, a declará!”, se oyó decir a uno.
Hubo que mover cielo y tierra para que aquel desaguisado no lo publicaran ni Arriba, ni Ya, ni el ABC. La joven revolución, cubana con su crónica escasez de divisas, debió destinar plata contante y sonante para sacar a Rogelio de la cárcel y mantener su nombre también fuera de la crónica roja de esos reaccionarios periódicos.
Dicho esto, Rogelio se mostró en extremo agradecido. Y en vez de tomar las de Villadiego no bien llegó a la otra parte del viaje, en París, lo que hizo fue asumir con humildad sus errores y dedicarse a dar conferencias y entrevistas, cubriendo de gloria a la revolución que en cuestión de unas semanas iba a demostrarle el mucho cariño que le tenía.
¡Más de veinticinco años tuvo Rogelio prohibido viajar por cuenta de la revolución tan verde como las palmas y negra como sus entrañas! ¡Más de un cuarto de siglo le costó que le cogieran el culo en la costa malagueña!
Dicen que fue el delincuente argentino Ernesto Guevara, apodado el “Ché”, quien firmó una carta con tinta indeleble en que prohibía, con toda su autoridad de comandante de la Sierra Maestra, que se permitiera al ciudadano Rogelio integrar desde aquel mismo momento cualquier delegación en representación oficial o cultural del Gobierno Revolucionario.
Luego, y aunque la maldita carta no se hallaba, como decían, incluida en el expediente laboral de Rogelio, y al final no aparecía por ningún lado, de todas formas la simple leyenda de este implacable documento impidió al etnólogo viajar a parte alguna que no fuera dentro del territorio nacional… y cuidado. La gente se tocaba con el codito, hacía un gesto en su dirección. y después susurraba: “A éste el ‘Ché’ no lo deja salir’”.
Pobrecito. Mira que Rogelio escribió suplicatorias. Mira que se arrastró. Mira que escribió libritos defendiendo a Nelson Mandela. Tradujo los espantosos versos de Agostinho Neto. Se ofreció como voluntario para morir en la guerra de Angola. No dio el culo porque nadie lo hubiera querido ya. Ni siquiera Ernesto Guevara de la Serna. Rogelio se había puesto viejo esperando.
Y cuando el “Ché”, al fin, fue cadáver, la cosa fue peor. Ya no había a quién acudir, porque los muertos no constituyen una instancia apelable, como se sabe. Lo muertos mandan. El delincuente argentino se había convertido en el Guerrillero Heroico, y desde allí su verbo de fuego y acero seguía condenando al etnólogo de culo suelto, implacable, terrible, puro, relampagueante...
No fue hasta pasado el Período Especial y otras temporadas igualmente aterradoras de la historia reciente de Cuba que Rogelio pudo montarse en un avión otra vez. Parece que de alguna manera logró convencer al Alto Mando de su fidelidad absoluta. A veces pasa por Miami, así que no se asombren si un día da una conferencia en una universidad y leen una entrevista suya en El Nuevo Herald. Si se lo encuentran, pídanle, por favor, que les cuente esta historia. El se la conoce mejor que yo. Salúdenlo de mi parte.
Y para enterarse de mejores chismes que éste, lean mi novela. Pueden adquirirla haciendo clic en la portada:
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Tomado de http://descansacuandotemueras.blogspot.com
Buscando a Daisy otra vez
Este post lo colgué en el blog hace meses. Pero como me entero de que Daisy Granados está en Miami, lo repito:
Corría la última semana de abril de 1980. Temporada difícil. Mi esposo, mi hijo y yo acabábamos de salir de la embajada de Perú en La Habana con un salvoconducto que no valía para nada y habíamos padecido ya dos actos de repudio en nuestro vecindario. Nos habían quitado la luz eléctrica, gritado improperios y mantenido bajo asedio por dos días. Pero aun así había que comer, así que me decidí a bajar aquella mañana a la bodega, que estaba en la planta baja del edificio de apartamentos en que vivíamos entonces, en la esquina de las calles Tercera y C, en el Vedado.
Cuando llegué a la bodega, libreta de abastecimiento en mano, me tropecé con miradas hoscas y evasivas. Nadie claramente quería espontáneamente atacarme más de lo que antes habían hecho, bajo la instigación del Comité de Defensa de la Revolución. Incluso algunas viejitas me sonrieron de soslayo. Nunca tuvimos enemigos allí. El bodeguero, sin atreverse a mirarme a los ojos, tomó mi libreta y se fue a buscar el arroz y las viandas que había venido a buscar. Me hallaba aguardando, cuando alguien me tocó fuertemente la espalda.
-¡Oye, tú! –dijo una voz chillona.
Me volví de un salto. Mi sorpresa fue grande. La que así me increpó no era otra que una actriz a quien conocía bastante del ICAIC. Aunque no habíamos trabajado en las mismas películas, nos habíamos relacionado y, siendo ella del vecindario mío, hubiera podido decir que manteníamos relaciones cordiales. Nos saludábamos, nos preguntábamos por nuestras familias. Pero la expresión colérica y sus labios torcidos de asco y furia me dejaron fría esa mañana. Parecía otra.
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Adios a la inocencia
Por Regis Iglesias
publicado en España en el diario EL MUNDO
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Tomado de http://www.martinoticias.com
Terminado el juicio, Carromero espera sentencia
El juicio por homicidio imprudente en Bayamo, Cuba, al español Ángel Carromero, en relación con el accidente de tránsito en Cuba en el que murieron los opositores Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero Escalante, terminó la noche del viernes tras casi once horas de declaraciones de testigos y peritos, y quedó concluso para sentencia "en los próximos días".
La fiscal Isabel Bárzaga mantuvo su petición de siete años de prisión para Carromero como conductor del vehículo accidentado. La abogada del joven político español, Dorisbel Rojas, pidió su absolución "por falta de pruebas", al considerar que la tragedia fue ocasionada por las condiciones de la carretera en reparación y la insuficiente señalización del tramo.
Según las autoridades cubanas, el accidente se produjo por exceso de velocidad en una zona en reparaciones de la vía, con apropiada señalización y en la cual Carromero perdió el control del vehículo.
El proceso en el Tribunal Provincial Popular de la provincia Granma comenzó con un mensaje del político en el que expresó su “profundo sentimiento de pena” por el accidente. “Lo siento profundamente”, aseguró Carromero, según la agencia EFE, que pudo seguir la vista oral desde una sala aledaña al tribunal a través de un circuito cerrado de televisión. “He perdido muchas cosas en este tiempo”, afirmó, pero “no tiene comparación con el sentimiento de dolor de las familias”.
El diario madrileño El País precisa que tras una exposición previa del presidente del tribunal, Milson Piña Hidalgo, el juicio arrancó con la declaración del político español, que fue interrogado por la fiscalía y la abogada defensora. Carromero ratificó las declaraciones que hizo durante la fase de instrucción del caso y aseguró que circulaba a una velocidad de entre 80 y 90 kilómetros por hora al entrar en la zona en reparación de la carretera donde perdió el control del vehículo en una zona de baches.
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Arrestos y contradicciones en el juicio de Ángel Carromero
Publicado 5 octubre 2012
Oct. 5 — Bajo una fuerte presencia policial, detenciones, contradicciones y la negativa de las autoridades cubanas de permitir la asistencia de opositores al proceso, que comenzó en Bayamo, este viernes, el juicio contra el español Ángel Carromero, acusado por el régimen castrista de homicidio imprudente por la muerte de los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero.
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Desde el advenimiento al poder en la Cuba de 1959 de los hijos del gallego Angel Castro el gobierno de España se ha aliado con los tiranos para convertir de nuevo a nuestra patria en una colonia española. La república de 1902, fruto de la prédica amorosa de Martí y regada con la sangre de sus mejores hijos, sufre otra vez las cadenas de la opresión y el látigo de la miseria. Más de un siglo después de nuestra independencia, España insiste en la conducta de avaricia y de explotación que la llevó a perder a sus hijos cubanos porque no supo ser madre.
Las agencias internacionales de noticias dieron cuenta la semana pasada del inicio en La Habana de la décimo octava reunión del Comité de Cooperación (léase EXPLOTACIÓN) Empresarial Cubano-Español. España es el tercer socio comercial de Cuba, por detrás de China y Venezuela, con una relación que representa el siete por ciento del comercio total exterior de la isla. En el 2011, el régimen comunista compró 872 millones de dólares en productos españoles y le vendió a España productos cubanos en la cantidad de 222 millones, con una balanza favorable a esta última de 650 millones de dólares.
Pero el comercio bilateral entre las dos naciones no es el tema que ha motivado el título de este artículo. Tampoco es la razón de nuestra denuncia de la mezquindad y la desidia del gobierno de España y del mundo empresarial español ante el sufrimiento del pueblo de Cuba. El comercio internacional es, después de todo, uno de los instrumentos más idóneos del mundo globalizado de nuestros días para fomentar el desarrollo y la prosperidad de las naciones.
Nuestra indignación es consecuencia de la entente creada entre Madrid y La Habana para explotar a los obreros cubanos y prolongar la vida de una tiranía que ha hecho de nuestro pueblo el más pobre y oprimido de América. Esa entente se manifiesta en las 33 empresas mixtas en que empresarios españoles y sus mayorales cubanos logran pingües ganancias pagando salarios miserables a sus obreros cubanos. Un salto al pasado de la España de la esclavitud y de las encomiendas. Una bofetada en el rostro a quienes tenemos reservado en nuestro corazón un lugar especial para la España de Pelayo, de Cervantes, de Federico de Capdevila y de Bartolomé de las Casas.
Según las fuentes de mayor credibilidad el salario promedio de un obrero cubano es inferior a los 15 dólares mensuales, por debajo de países tan paupérrimos como Haití y Bolivia. Y eso no es culpa de las empresas españolas que operan en Cuba. Lo que si resulta repulsivo es que esas empresas se unan a los usureros que han creado esas condiciones para lucrar con las mismas y promover un de facto régimen de esclavitud en pleno siglo XXI. Pero, si tomamos en cuenta que el salario promedio de un obrero español es de 900 dólares mensuales, los ahorros en los costos de producción son lo suficientemente atractivos como para que estos depredadores echen por la borda todo tipo de principios morales y de sentimientos de compasión humana.
Ahí está la respuesta al interés de las empresas españolas en invertir en su factoría cubana. Sobre todo en un momento como el actual en que España desciende por un despeñadero financiero caracterizado por un desempleo general del 25 por ciento (50 por ciento entre la juventud), una contracción de la economía de casi el 2 por ciento, una baja del 14 por ciento en la cotización del euro en el último año y una deuda nacional de 775,000 millones de dólares, para un aumento del 72 por ciento con respecto al 2008. Como decía un antiguo locutor cubano de la radio de Miami: "Las cosas se han puesto como cuando la mona no carga al mono".
Ahora ha caído sobre los hombros de los desventurados obreros cubanos la ingrata tarea de salvar a los monos de dos economías en desastre: la cubana y la española. En el sistema de esclavitud diseñados por sus viejos y sus nuevos amos, los cubanos no tienen garantías de empleos, derechos laborales, ni compensación justa. El gobierno cobra a las empresas extranjeras en moneda dura y les paga a los obreros cubanos con pesos devaluados por una inflación gigantesca. Todo ello, después de retener el 90 por ciento del salario que debería devengar el obrero si fuera pagado en forma directa por su patrono.
En el curso de edificar este andamiaje de explotación obrera, el régimen no solo viola sus propias leyes sino ha violado los convenios internacionales ratificados por los mismos tiranos. En este sentido, el artículo No 5 del Convenio No 95 de la Organización Internacional del Trabajo, de fecha 8 de junio de 1949, exige que los salarios sean pagados en forma directa al trabajador. Irónicamente, este convenio fue ratificado por el propio gobierno revolucionario el 24 de septiembre de 1959. Pero, ¿qué importa otra violación de la ley para un gobierno que ha hecho de la ilegalidad su modo de supervivencia? Y además, ¿qué puede importarle un delito de tan poca monta a unos monstruos que un día tendrán que rendir cuentas de millares de asesinatos y violaciones de los derechos humanos?
Quienes sí tienen que estar preocupados son los empresarios españoles que han actuado en complicidad con los tiranos en la comisión de estos delitos contra un pueblo indefenso y oprimido. Cuando llegue la hora del cambio inevitable, impuesto en este caso por el tirano implacable del almanaque, tendrán que rendir cuentas ante el nuevo gobierno y el pueblo libre de Cuba. Ese nuevo gobierno tendrá la obligación de reivindicar los derechos y exigir la justa compensación que merecen quienes fueron víctimas de tanta maldad. Porque la única forma de preservar la paz será a través de una justicia sin excepciones. Y mucho de quienes llenaron sus arcas con el sudor y la miseria del pueblo cubano en la hora de su mayor desamparo.
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Guevara un fraude en evolución
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Guevara no respetaba a los que no pensaban como él. Creo su propia escala de valores en la que los derechos de los otros no tenían cabida.
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El fraude generado en torno a la figura de Ernesto Guevara continua vigente a pesar de los 45 años transcurridos de su muerte, porque junto a los intereses de los grupos políticos e intelectuales que defienden un legado que no existe, han cohabitado a través de los tiempos, un número importante de personas que requieren de un símbolo para usarlo en ocasiones como lanza, para las agresiones, y otras de escudo, en la que resguardan debilidades, contradicciones y remordimientos.
El mito de Guevara ha evolucionado. En el presente un ignorante incapaz de ofender al prójimo le compra a su hija una maleta escolar con el rostro del verdugo de La Cabaña, otro usa camiseta o carga pancartas con su esfinge para reclamar respeto al medio ambiente, porque ignora que fue el “Che”, como le dicen sus partidarios, quien dirigió el desmonte de los bosque cubanos a fuerza del uso indiscriminado de explosivos, y un tercero puede apoyar un proyecto político contrario a las ideas que Guevara promovió hasta el día de su muerte, porque ignora que su ídolo vivía el dilema de si admirar a Mao Tse Tung o José Stalin.
El Guevara de los 60, el real, tiene muy poca relación con el revolucionario vegetariano, tolerante y flexible que algunos pretenden presentar. El “Che” era un hombre violento. Creía en la lucha armada, defendía el tableteo de ametralladoras y aseguraba que el odio era una eficiente arma para matar.
El Guevara que murió en Bolivia, que fue capturado vivo y que clamó por el respeto de su vida, defendía la censura, estaba a favor de la ejecución de sus enemigos, y fue capaz de responderle a Gamal Abdel Nasser, el líder egipcio, cuando este comentó que su revolución había generado pocos exiliados, "Eso significa que en su revolución no ha ocurrido gran cosa, yo mido la profundidad de una transformación social por el número de gente afectada por ella y que piensa que no tienen cabida en la nueva sociedad".
El Guevara real, el que planteo que había que llevar la guerra a todos los rincones y escribió sobre la necesidad de conflictos como el de Viet Nam, expresó en más de una ocasión “El camino pacífico está eliminado y la violencia es inevitable. Para lograr regímenes socialistas habrán de correr ríos de sangre y debe continuarse la ruta de la liberación, aunque sea a costa de millones de víctimas atómicas”.
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Tomado del Blog Baracutey Cubano.
domingo, octubre 07, 2012
Por Rev. Martín Añorga: VENEZUELA: BALAS Y VOTOS
Tomado de http://www.lanuevanacion.com/
VENEZUELA: BALAS Y VOTOS
Por Rev. Martín Añorga
octubre 2012
octubre 2012
Probablemente habrá personas que piensen que un cubano no tiene derecho a hablar sobre elecciones en otros países, dado el lamentable hecho de que en Cuba no se ha elegido un presidente desde hace alrededor de sesenta años; pero seríamos inconscientes y egoístas si no usáramos la experiencia de nuestra tragedia para alertar a pueblos amigos que han caído bajo el peso de una dictadura de corte comunista. En Venezuela se celebrarán elecciones presidenciales el próximo domingo 7 de octubre bajo la amenaza del presidente Hugo Chávez de que si perdiere se produciría una guerra civil en el país.
Las elecciones en Venezuela son una interrogante porque Chávez no cree en la democracia y no puede admitir el veredicto de la mayoría en su contra. En el año 1992 intentó derrocar al presidente constitucional Carlos Andrés Pérez (1922-2010) por medio de un golpe de estado. Protegido por las generosidades de la democracia, al igual, que sucediera con Fidel Castro, obtuvo su libertad dos años después de haber sido encarcelado.
Esta vez los venezolanos se han unido en oposición alrededor de una joven figura carismática y valiente y confían en que no habrá fuerza capaz de escamotearles el triunfo. Henrique Capriles aventaja a Chávez en edad, salud, inteligencia, preparación y popularidad; pero carece de balas frente a los votos. Frente a él Chávez amenaza con sacar a la calle la Guardia Civil, grupos civiles armados, cubanos importados de Cuba expertos en dominar motines y turbas que siguen una línea de violencia premeditada.
Basta leer los titulares de la prensa para que nos demos cuenta del cuadro venezolano. ”Violencia y juego sucio en Campaña de Chávez”, enuncia un rotativo. Otro proclama en primera página, “Revelan Plan Militar en Venezuela” y simplemente para citar uno más, en un periódico español (ABC) el sensacional titular dice que ”Chávez no entregará el poder porque en Venezuela no hay regreso”. Admiramos a Capriles por su heroísmo y valentía, aunque tememos por su seguridad a manos de los testaferros del chavismo, que después de trece años en el poder se creen dueños absolutos del mismo.
Hemos leído artículos de orientación chavista en los que se pone de ejemplo el proceso electoral venezolano del año 2006 en el que según la prensa acudió a las urnas el 74% del electorado, y en el que emergió vencedor Hugo Chávez con el 63% de los votos, derrotando fácilmente a Manuel Rosales, su más cercano contendor. Afirmó posteriormente el gobierno que ”la elección fue certificada como legítima y libre por la Organización de Estados Americanos (OEA)”. Usar este ejemplo en relación con las elecciones del próximo domingo es desproporcional.
En cuanto al pueblo hay que tener en cuenta el historial de Chávez como mandatario. Hoy día prestigiosas revistas internacionales colocan a Venezuela entre los países más peligrosos y pobres de América. Según la Prensa Asociada, “el descenso en la pobreza acompañado por el empeoramiento de la infraestructura refleja lo que los detractores de Chávez describen como su incapacidad para hacer frente a las causas de los muchos males del país”.
Para mí es admirable el patriotismo de los venezolanos que entre nosotros viven que han ido en nutridos grupos a Nueva Orleans a cumplir con el deber del voto. Quizás la cantidad no haga sustancial diferencia, pero el hecho en sí habla muy alto de la oposición del pueblo de Bolívar al desgobierno de Chávez, quien debe tener cuidado al tomar cualquier acción bélica porque probablemente tenga que enfrentarse a una inesperada y poderosa rebelión. No es posible creer que todos los hijos de Venezuela sigan a un líder enemigo de América y enloquecido de poder.
Chávez cree que cuenta con la alianza del pendenciero presidente de Bolivia, Evo Morales, y que su aliado Rafael Correa, del Ecuador, no lo abandonaría. Probablemente piense que el alcoholizado Daniel Ortega se ponga a sus pies; pero lo cierto es que ninguno de estos tres truhanes metería las manos en el fuego en que se queme su socio Chávez.
Otro aspecto en la política de Chávez es el de su alianza con Irán, país al que respalda en sus intentos de fabricar la bomba atómica y del que se declara aliado. Mahamoud Ahmadinejad, enemigo jurado de Israel, jefe del territorio islámico más extenso de la región, ha reiterado su disposición de destruir a Israel si se presentare un conflicto bélico. En estos momentos en que Siria está al involucrase en un encuentro con Israel y que ha anunciado que destruirá las bases militares estadounidenses, la pregunta que nos hacemos es que decisión tomará Chávez. Su país es el más fuertemente armado del continente y el mandatario se vería en medio de alternativas muy serias y comprometedoras. Probablemente se verá circunstancialmente obligado a echar su suerte con los países que ataquen a Israel y crearía un conflicto bélico contra los Estados Unidos, algo jamás sucedido en América. Ciertamente Venezuela no es tan solo un país peligroso, sino que tiene además un presidente que está loco por medir sus fuerzas con “el imperio del Norte” como él lo llama., Proclamarlo de nuevo como presidente sería colgar una bomba de tiempo sobre los destinos de nuestros pueblos; de aquí que el más serio problema al que se enfrentarían los venezolanos es que quiera quedarse en el poder a toda costa, retando la razón, la paz y la justicia en su propia nación. Ya, en estos términos el asunto no se limita a contar votos, sino a enfrentar las balas a los votos.
Hay que tener en cuenta que hoy tenemos a un Chávez desgastado, incumplidor de promesas y enfermo, enfrentándose a una oposición unida y a un candidato de simpatía popular y probada capacidad económica y-política. ¿Se comportará igual el “bolivariano” perdiendo que ganando?
Una característica muy definida en el caso de Chávez es que no ha anunciado jamás a un probable sucesor. Si es cierto que se halla enfermo –y de eso no caben dudas actualmente- lo más lógico es que prepare un sucesor; pero una característica de los totalitarios comunistas es la de creerse inmortales e insustituibles. Cuando Castro llegó a la increíble conclusión de que no podía continuar llevando las riendas del poder en Cuba, no propuso un proceso eleccionario sino que escogió a su hermano Raúl para que ocupara su puesto. El poder hereditario es propio de regímenes arcaicos y obsoletos; pero los comunistas lo han entronizado, sino ya por la fuerza militar, por medio de una malvada astucia. Chávez tiene miedo de que la muerte lo sorprenda en el poder ejecutivo y que quede abierta la posibilidad pública de un sucesor. Debe tener en su mente malévola la idea de a quien legar el mandato, sin importarle para nada ni la oposición ni la negativa del pueblo, o tendrá engañados a varios de sus subordinados que con la esperanza de llegar al poder se le someten con vileza y cobardía.
Desde el año 1999 ocupa el poder en la tierra de Bolívar, usando la estratagema de enmendar la Constitución del país, legalizando la indefinida reelección consecutiva. Estas elecciones del próximo domingo serán probablemente un capítulo más del fraude y la fuerza en contra del derecho legítimo del pueblo a expresar su decisión mediante el voto.
Todos estaremos pendientes el próximo domingo de lo que suceda en Venezuela y rogamos a Dios que en el querido país de Bolívar reinen la paz y la concordia. Y que se abra para todos un nuevo camino de esperanza y redención. ¡Queremos oír la voz libre de los votos, no el ruido asesino de las balas!
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Desde Cuba Rosa María Payá: La familia insistirá en investigación independiente para aclarar muerte del líder opositor pacífico Oswaldo Payá Sardiñas
Rosa María Payá: La familia insistirá en investigación independiente
Familia de Oswaldo Payá regresa a La Habana luego de culminar juicio a Carromero
octubre 06, 2012
A pocas horas de finalizar el juicio a Angel Carromero en Bayamo, la familia de Oswaldo Payá reiteró su decisión de exigir una investigación alternativa sobre las circunstancias en que murieron el líder del Movimiento Cristiano Liberación y Harold Cepero.
Los hijos de Oswaldo Payá regresaron a La Habana luego de haber permanecido todo el día frente el tribunal provincial en Bayamo, donde se efectuó el juicio a Carromero, sin que las autoridades les permitieran entrar. La familia no acusó al joven político español de la muerte de Payá.
Rosa María Paya expresó que ella y sus hermanos asistieron a "este show" a pocos metros de distancia, y reiteró que no le atribuyen validez al juicio porque "están juzgando al acusado equivocado".
La joven destacó que las calles de Bayamo estuvieron todo el tiempo llenas de policias, "una ciudad tomada", comentó.
El amplio despliegue policial y las detenciones de amigos y activistas de derechos humanos para que no asisitieran al juicio son para la familia de Oswaldo Payá evidencias de "que el gobierno esconde muchas cosas". "La verdad solo podrá conocerse cuando se realice una investigación alternativa", aseguró Rosa Maria Payá.
Rosa María , Oswaldo y Reynaldo Payá Acevedo impedidos de entrar al juicio
A los hijos del fallecido Oswaldo Payá, se les impidió entrar al tribunal donde se realizó el juicio
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Tomado de http://www.oswaldopaya.org/
Oswaldito, Rosa Maria y Rey están a 50 metros del Tribunal de Bayamo. Quieren ver a Carromero. El Secretario del Tribunal, nombrado Morel, les ha negado hacerlo. esta rodeada por 30 agentes de la seguridad
Los 3 hijos de Oswaldo Paya a 50 m del tribunal. No les dejan pasar. QUEREMOS VER A ANGEL. ESTE JUICIO ES UNA FARSA
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Dos de Manuel Ballagas: El prisionero del ‘Ché’ Guevara. Buscando a Daisy Granados otra vez.
Nota del Bloguista
¿ El prisionero del ‘Ché del que escribe Ballagas será Rogelio Martínez Furé ?
En http://www.afrocubaweb.com/fure/Furecv.pdf hay muchos puntos comunes con lo escrito por Manuel Ballagas
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El prisionero del ‘Ché’
Por Manuel Ballagas
Esta historia la conoce media Cuba, pero nadie la cuenta.
Involucra a un conocido etnólogo -o africanista, como dicen algunos de manera un poco demodé- llamado Rogelio. Mulato catedrático él, pero buena persona.
Rogelio fue, en 1962, uno de los fundadores del famoso Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, una de las tres compañías más importantes de esa isla infernal.
No fue fácil para Rogelio abrirse este ilustre espacio. Conocimientos no le faltaban. Y labia, porque no tiene título alguno. Pero aquella manía suya de seguir con la vista a ciertos machos causaba preocupación entre los jefecillos de la naciente revolución, “tan verde como las palmas”.
De todas formas, como ayudó a crear aquel grupo de visos tan tercermundistas, Rogelio logró evadir en ese entonces el veto de los segurosos, que pasaron por un fino tamiz a la legión de negros y casi negros que al principio compusieron al Conjunto, dejando fuera unos cuantos de ellos del primer viaje al extranjero que dieron en 1964.
Fue mientras andaban por Argelia que surgieron los primeros problemas. Los otros directivos del Conjunto empezaron a informar al Alto Mando de las peculiares andanzas de Rogelio con jovenzuelos árabes que parecían pegársele como moscas a la miel cada vez que se paseaba por los zocos, mostrando de guilletén la moneda dura que le daban para gastar en el viaje.
Ese Alto Mando, en Argel, tuvo para Rogelio un alto componente tóxico. Nada menos que alguien llamado Ernesto Guevara y apodado cariñosamente “Ché”. Todavía no era el Guerrillero Heroico ni mucho menos, pero empezaba a parecérsele. Si una vez arrojó furiosamente contra una pared un libro de Virgilio Piñera, no quieran imaginarse lo que hizo cuando oyó hablar de las murumacas que andaba haciendo Rogelio por la capital argelina.
Fue, sin embargo, en otra parte de aquella gira que Rogelio cayó en absoluta desgracia. Todavía envalentonado con sus proezas homoeróticas de Argel, el etnólogo creyó ver abiertas las puertas del cielo mientras se daba a tomar el sol en una de las sabrosas playas malagueñas. Como decía esa canción de Farrés: En el mar, la vida es más sabrosa… O lo parece.
Ausente el cachondeo femenino en pleno imperio del franquismo, un mulato de culo alegre como él causó tremenda sensación entre la manada de bugarroncitos en ciernes que deambulaban en ese entonces por la Costa del Sol, a la caza de viejas francesas en el mejor de los casos.
Y es así que, presa de aquellas urgencias inconfesables que le aquejaban cuando menos lo esperaba, y los vapores del maldito alcohol, Rogelio pecó el pobrecito doblemente, por lujuria y por comemierdería (que es el peor pecado que se puede cometer, por cierto).
‘¡Ay Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz’.
El hecho es que cuando más entusiasmado yacía Rogelio frente al mar con un chico que se le había montado encima como experto jinete, apareció de improviso otra parejita, ésta de la Guardia Civil, y enseguida les dio el alto quién vive.
Aterrados, los otros directivos del Conjunto, y aun los simples integrantes de la compañía, contemplaron esa tarde, de lejos y en la misma playa, cómo los temibles policías del bicornio se llevaban escoltados a Rogelio y su amante adolescente. “¡Ale, maricones, a declará!”, se oyó decir a uno.
Hubo que mover cielo y tierra para que aquel desaguisado no lo publicaran ni Arriba, ni Ya, ni el ABC. La joven revolución, cubana con su crónica escasez de divisas, debió destinar plata contante y sonante para sacar a Rogelio de la cárcel y mantener su nombre también fuera de la crónica roja de esos reaccionarios periódicos.
Dicho esto, Rogelio se mostró en extremo agradecido. Y en vez de tomar las de Villadiego no bien llegó a la otra parte del viaje, en París, lo que hizo fue asumir con humildad sus errores y dedicarse a dar conferencias y entrevistas, cubriendo de gloria a la revolución que en cuestión de unas semanas iba a demostrarle el mucho cariño que le tenía.
¡Más de veinticinco años tuvo Rogelio prohibido viajar por cuenta de la revolución tan verde como las palmas y negra como sus entrañas! ¡Más de un cuarto de siglo le costó que le cogieran el culo en la costa malagueña!
Dicen que fue el delincuente argentino Ernesto Guevara, apodado el “Ché”, quien firmó una carta con tinta indeleble en que prohibía, con toda su autoridad de comandante de la Sierra Maestra, que se permitiera al ciudadano Rogelio integrar desde aquel mismo momento cualquier delegación en representación oficial o cultural del Gobierno Revolucionario.
Luego, y aunque la maldita carta no se hallaba, como decían, incluida en el expediente laboral de Rogelio, y al final no aparecía por ningún lado, de todas formas la simple leyenda de este implacable documento impidió al etnólogo viajar a parte alguna que no fuera dentro del territorio nacional… y cuidado. La gente se tocaba con el codito, hacía un gesto en su dirección. y después susurraba: “A éste el ‘Ché’ no lo deja salir’”.
Pobrecito. Mira que Rogelio escribió suplicatorias. Mira que se arrastró. Mira que escribió libritos defendiendo a Nelson Mandela. Tradujo los espantosos versos de Agostinho Neto. Se ofreció como voluntario para morir en la guerra de Angola. No dio el culo porque nadie lo hubiera querido ya. Ni siquiera Ernesto Guevara de la Serna. Rogelio se había puesto viejo esperando.
Y cuando el “Ché”, al fin, fue cadáver, la cosa fue peor. Ya no había a quién acudir, porque los muertos no constituyen una instancia apelable, como se sabe. Lo muertos mandan. El delincuente argentino se había convertido en el Guerrillero Heroico, y desde allí su verbo de fuego y acero seguía condenando al etnólogo de culo suelto, implacable, terrible, puro, relampagueante...
No fue hasta pasado el Período Especial y otras temporadas igualmente aterradoras de la historia reciente de Cuba que Rogelio pudo montarse en un avión otra vez. Parece que de alguna manera logró convencer al Alto Mando de su fidelidad absoluta. A veces pasa por Miami, así que no se asombren si un día da una conferencia en una universidad y leen una entrevista suya en El Nuevo Herald. Si se lo encuentran, pídanle, por favor, que les cuente esta historia. El se la conoce mejor que yo. Salúdenlo de mi parte.
Y para enterarse de mejores chismes que éste, lean mi novela. Pueden adquirirla haciendo clic en la portada:
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Tomado de http://descansacuandotemueras.blogspot.com
Buscando a Daisy otra vez
Por Manuel Ballagas
October 4, 2012
Este post lo colgué en el blog hace meses. Pero como me entero de que Daisy Granados está en Miami, lo repito:
Corría la última semana de abril de 1980. Temporada difícil. Mi esposo, mi hijo y yo acabábamos de salir de la embajada de Perú en La Habana con un salvoconducto que no valía para nada y habíamos padecido ya dos actos de repudio en nuestro vecindario. Nos habían quitado la luz eléctrica, gritado improperios y mantenido bajo asedio por dos días. Pero aun así había que comer, así que me decidí a bajar aquella mañana a la bodega, que estaba en la planta baja del edificio de apartamentos en que vivíamos entonces, en la esquina de las calles Tercera y C, en el Vedado.
Cuando llegué a la bodega, libreta de abastecimiento en mano, me tropecé con miradas hoscas y evasivas. Nadie claramente quería espontáneamente atacarme más de lo que antes habían hecho, bajo la instigación del Comité de Defensa de la Revolución. Incluso algunas viejitas me sonrieron de soslayo. Nunca tuvimos enemigos allí. El bodeguero, sin atreverse a mirarme a los ojos, tomó mi libreta y se fue a buscar el arroz y las viandas que había venido a buscar. Me hallaba aguardando, cuando alguien me tocó fuertemente la espalda.
-¡Oye, tú! –dijo una voz chillona.
Me volví de un salto. Mi sorpresa fue grande. La que así me increpó no era otra que una actriz a quien conocía bastante del ICAIC. Aunque no habíamos trabajado en las mismas películas, nos habíamos relacionado y, siendo ella del vecindario mío, hubiera podido decir que manteníamos relaciones cordiales. Nos saludábamos, nos preguntábamos por nuestras familias. Pero la expresión colérica y sus labios torcidos de asco y furia me dejaron fría esa mañana. Parecía otra.
(Daisy Granados)
-¡Descarada, hija de puta! ¡Y todavía te atreves a buscar la comida de nuestro pueblo! –chilló Daisy Granados, casi pegando su cara a la mía y manoteando, como en una especie de delirio.
Mi primer instinto fue echármele encima y cubrir de bofetones y patadas a aquel energúmeno, pero me refrené. Mi salida del país y la de mi familia hubieran peligrado si me metía en un altercado así. De modo que lo que hice fue cubrirme la cara con las manos para evitar los golpes, puñetazos y pescozones que la actriz de Memorias del subdesarrollo y Cecilia me estaba propinando despiadadamente.
-¡Maricona, negra escoria, gusana de porquería! –me gritaba, sin cesar de darme golpes y empujarme. Poco a poco, a base de empellones me fue arrinconando contra una pared cercana. Los que estaban en la bodega contemplaban aquel espectáculo, aterrados, en silencio.
Yo me protegía lo mejor que podía. Inclinaba la cabeza, me tapaba con los brazos, pero Daisy Granados aprovechaba para darme golpes con la rodilla en la cara y el vientre. Cuando esquivaba esos, me empujaba contra la pared y volvía a empezar con la golpiza. Yo ya no daba más. La cólera me había ido invadiendo. Aquella blanquita flaca no era ni medio puñetazo mío. Así que me erguí de pronto y…
-¡Deja tranquila a esa muchachita, coño!
La voz era ronca, como de alguien que fumara mucho. Pero era de una mujer, y me pareció reconocerla. Nos paralizó a las dos. Eso sí, Daisy Granados palideció, porque claramente no se lo esperaba, y le entró miedo. Cuando se volvió, tropezó con la mirada de una negra alta, canosa, levemente corpulenta, y de ojos relampagueantes de cólera.
-¡Tate quieta, puta! ¿Me oíte?
Yo la reconocí vagamente. Era una señora mayor, muy reservada y rara, que solía pasearse por el vecindario paseando dos perros y sin hablar con casi nadie. Algunos decían que estaba medio loca, que había sido criada de una casa de gente rica en otros tiempos, y cuando sus patronos se fueron del país, había perdido un poco la razón. Yo nunca había cruzado con ella ni media palabra.
La Granados pareció recuperar el aplomo y pretendió echarse encima de la señora, pero ésta, con una fuerza increíble para sus años, le propinó un empujón que casi la hace caerse de culo. Ahora sí que la blanquita estaba asustada. Miró a su alrededor.
-¡Policía! –chilló entonces- ¡Llamen a la PNR, pa que se lleve a esta contrarrevolucionaria!
Pero ni siquiera el bodeguero le prestaba atención. Horrorizada, la Granados contempló entonces como la tortilla se le viraba al revés, porque la señora la había ido arrinconando contra la pared.
-No se te ocurra molestar más a esta niña, que ella se tiene que ir, pero yo, no –masculló entonces la anciana, pegándole la cara a la acobardada actriz- Si te veo hacerlo otra vez, por Dios que voy a ir a tu casa pa picarte la cara con esta mismita navaja…
No se me olvida. La vieja sacó entonces una navaja de larga y afilada hoja, y se le mostró bien de cerca a la Granados, en cuyos ojos se reflejaba un terror que nunca habría sido capaz de proyectar en una película. Luego, volviéndose hacia mí, la anciana dijo:
-Y tú, recoge tus mandados y no salgas más de tu casa, muchacha. No salgas hasta que te llegue la salida, coño.
Y así hice. El bodeguero me tendió los cartuchos y no quiso ni cobrarme la mercancía. Corrí escalera arriba en el edificio y me eché a llorar.
Este relato de mi esposa, la bailarina, coreógrafa y actriz Juanita Baró, resume muy bien el espíritu de un momento siniestro de nuestras vidas, pero sobre todo, la baja calaña de una señora que ahora pretende dárselas de “cubana sin fronteras”, de esos artistas que vienen a Miami y dicen que no quieren “hablar de política”. De esos que mantienen residencia en el extranjero para ellos y los suyos, pero en su momento ultrajaron a sus compatriotas por querer abandonar ese país infernal que era y es Cuba comunista.
Mi mujer no olvida ese horror. Y yo, mucho menos. La memoria de este relato pasaba por mi mente en mi último viaje subrepticio a Cuba, al amparo de otro pasaporte europeo que los esbirros castristas tampoco pudieron detectar, y eso que viajaba así por tercera vez, nada menos que como parte de una delegación a un Festival de Cine Latinoamericano.
Me paseé por La Habana tranquilamente, me alojé en hotel St. John’s, fui agasajado en cocteles y recepciones. Me presentaron al maricón de Alfredo Guevara, ahora convertido en un anciano de facciones deplorables. Pero sobre todo, pude obtener toda la información que quería sobre la la hija de puta Daisy Granados. La contemplé incluso de lejos, conduciendo un auto alquilado en las cercanías de su vivienda.
Un funcionario del ICAIC, bien aceitado con moneda dura y otros regalitos, incluso me dio pistas para localizar los escondrijos de la Granados en México y otros sitios. Sé que tiene familiares de este lado y dónde se hospeda cuando se acerca por acá. También me mantienen bien al tanto de sus movimientos y viajes.
Todavía no sé para qué quise saber todo esto, ni para qué hice todo un viaje subrepticio a Cuba para saberlo; pero algún día, cuando nos crucemos en el mundo civilizado con esta maricona, ya lo sabremos. Quizás ni nos ocupemos de ella. Quizás simplemente le recordemos cortésmente lo que hizo hace tanto tiempo. Las cosas en la vida son así.
-¡Descarada, hija de puta! ¡Y todavía te atreves a buscar la comida de nuestro pueblo! –chilló Daisy Granados, casi pegando su cara a la mía y manoteando, como en una especie de delirio.
Mi primer instinto fue echármele encima y cubrir de bofetones y patadas a aquel energúmeno, pero me refrené. Mi salida del país y la de mi familia hubieran peligrado si me metía en un altercado así. De modo que lo que hice fue cubrirme la cara con las manos para evitar los golpes, puñetazos y pescozones que la actriz de Memorias del subdesarrollo y Cecilia me estaba propinando despiadadamente.
-¡Maricona, negra escoria, gusana de porquería! –me gritaba, sin cesar de darme golpes y empujarme. Poco a poco, a base de empellones me fue arrinconando contra una pared cercana. Los que estaban en la bodega contemplaban aquel espectáculo, aterrados, en silencio.
Yo me protegía lo mejor que podía. Inclinaba la cabeza, me tapaba con los brazos, pero Daisy Granados aprovechaba para darme golpes con la rodilla en la cara y el vientre. Cuando esquivaba esos, me empujaba contra la pared y volvía a empezar con la golpiza. Yo ya no daba más. La cólera me había ido invadiendo. Aquella blanquita flaca no era ni medio puñetazo mío. Así que me erguí de pronto y…
-¡Deja tranquila a esa muchachita, coño!
La voz era ronca, como de alguien que fumara mucho. Pero era de una mujer, y me pareció reconocerla. Nos paralizó a las dos. Eso sí, Daisy Granados palideció, porque claramente no se lo esperaba, y le entró miedo. Cuando se volvió, tropezó con la mirada de una negra alta, canosa, levemente corpulenta, y de ojos relampagueantes de cólera.
-¡Tate quieta, puta! ¿Me oíte?
Yo la reconocí vagamente. Era una señora mayor, muy reservada y rara, que solía pasearse por el vecindario paseando dos perros y sin hablar con casi nadie. Algunos decían que estaba medio loca, que había sido criada de una casa de gente rica en otros tiempos, y cuando sus patronos se fueron del país, había perdido un poco la razón. Yo nunca había cruzado con ella ni media palabra.
La Granados pareció recuperar el aplomo y pretendió echarse encima de la señora, pero ésta, con una fuerza increíble para sus años, le propinó un empujón que casi la hace caerse de culo. Ahora sí que la blanquita estaba asustada. Miró a su alrededor.
-¡Policía! –chilló entonces- ¡Llamen a la PNR, pa que se lleve a esta contrarrevolucionaria!
Pero ni siquiera el bodeguero le prestaba atención. Horrorizada, la Granados contempló entonces como la tortilla se le viraba al revés, porque la señora la había ido arrinconando contra la pared.
-No se te ocurra molestar más a esta niña, que ella se tiene que ir, pero yo, no –masculló entonces la anciana, pegándole la cara a la acobardada actriz- Si te veo hacerlo otra vez, por Dios que voy a ir a tu casa pa picarte la cara con esta mismita navaja…
No se me olvida. La vieja sacó entonces una navaja de larga y afilada hoja, y se le mostró bien de cerca a la Granados, en cuyos ojos se reflejaba un terror que nunca habría sido capaz de proyectar en una película. Luego, volviéndose hacia mí, la anciana dijo:
-Y tú, recoge tus mandados y no salgas más de tu casa, muchacha. No salgas hasta que te llegue la salida, coño.
Y así hice. El bodeguero me tendió los cartuchos y no quiso ni cobrarme la mercancía. Corrí escalera arriba en el edificio y me eché a llorar.
Este relato de mi esposa, la bailarina, coreógrafa y actriz Juanita Baró, resume muy bien el espíritu de un momento siniestro de nuestras vidas, pero sobre todo, la baja calaña de una señora que ahora pretende dárselas de “cubana sin fronteras”, de esos artistas que vienen a Miami y dicen que no quieren “hablar de política”. De esos que mantienen residencia en el extranjero para ellos y los suyos, pero en su momento ultrajaron a sus compatriotas por querer abandonar ese país infernal que era y es Cuba comunista.
Mi mujer no olvida ese horror. Y yo, mucho menos. La memoria de este relato pasaba por mi mente en mi último viaje subrepticio a Cuba, al amparo de otro pasaporte europeo que los esbirros castristas tampoco pudieron detectar, y eso que viajaba así por tercera vez, nada menos que como parte de una delegación a un Festival de Cine Latinoamericano.
Me paseé por La Habana tranquilamente, me alojé en hotel St. John’s, fui agasajado en cocteles y recepciones. Me presentaron al maricón de Alfredo Guevara, ahora convertido en un anciano de facciones deplorables. Pero sobre todo, pude obtener toda la información que quería sobre la la hija de puta Daisy Granados. La contemplé incluso de lejos, conduciendo un auto alquilado en las cercanías de su vivienda.
Un funcionario del ICAIC, bien aceitado con moneda dura y otros regalitos, incluso me dio pistas para localizar los escondrijos de la Granados en México y otros sitios. Sé que tiene familiares de este lado y dónde se hospeda cuando se acerca por acá. También me mantienen bien al tanto de sus movimientos y viajes.
Todavía no sé para qué quise saber todo esto, ni para qué hice todo un viaje subrepticio a Cuba para saberlo; pero algún día, cuando nos crucemos en el mundo civilizado con esta maricona, ya lo sabremos. Quizás ni nos ocupemos de ella. Quizás simplemente le recordemos cortésmente lo que hizo hace tanto tiempo. Las cosas en la vida son así.
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Regis Iglesias sobre el segundo asesinato del líder opositor pacífico cubano Oswaldo Payáq Sardiñas: Adios a la inocencia
Tomado de http://www.oswaldopaya.org/
Adios a la inocencia
Por Regis Iglesias
publicado en España en el diario EL MUNDO
A Oswaldo Paya y Harold Cepero les están queriendo asesinar nuevamente con el velo del silencio. Ángel Carromero y Aron Modig, los jóvenes, español el primero y sueco el ultimo, que les acompañaban aquel fatídico día 22 de julio, están sabiendo por experiencia directa -desde que se involucraron en un viaje solidario con los cubanos demócratas hace dos meses- lo que la tiranía es capaz de hacer y hace día a día a los cubanos, víctimas y rehenes de un sistema opresivo y dictatorial que dura más de medio siglo ya.
El altruismo de un par de jóvenes simpatizantes con la libertad ha sido pasado no sólo por la despiadada prueba del terror de la junta militar cubana, sino también por la suave -pero muy errónea- estrategia de los intereses y compromisos políticos de los Estados que, por “razones de la sinrazón”, se encuentran fatalmente por encima de las vidas de los individuos. Es la egoísta posición de la modernidad política.
¿Por qué digo esto? Porque no sólo está en juego el tiempo que el joven líder de las juventudes populares pase secuestrado en las cárceles de Raúl Castro, sino -y esto es fundamental- las posiciones que España y algunos Estados deberían asumir, de reconocerse públicamente la verdad de lo sucedido a Oswaldo Paya y Harold Cepero. La verdad que muchos conocen y aun evaden, porque piensan que alcanzarán un acuerdo razonable con los secuestradores que les permitirá rescatar a Carromero y mantener el status quo en las relaciones con una tiranía: ¿y luego?
Luego no habrá justicia, no habrá verdadera solidaridad con los once millones de cubanos que dentro de la isla sufren una dictadura, ni con los millones que por ella están hoy exiliados. No habrá libertad y derechos, sino que se llegarán a consolidar los “cambios-fraudes” que tanto denunció Oswaldo, se consumará la nueva rusificación, ahora a lo Putin, que la junta económico-militar está intentando vender al mundo. Luego no habrá vergüenza para mirar fijamente al rostro herido de las víctimas del totalitarismo.
El crimen espera la condena y la toma de posiciones radicales, como radical era el mensaje de Oswaldo, que llamaba a devolver la soberanía al pueblo. “Cambios son derechos”, solía repetir hasta la saciedad todos los días el líder del Movimiento Cristiano Liberación frente a las maniobras y el contubernio entre la cúpula militar cubana, algunos empresarios cubanos del exilio, sectores de la jerarquía eclesial y los inversionistas extranjeros en la isla. Pero esto no parece que sucederá de momento. Algunos no quieren o no creen que les convenga verse arrimados a los cubanos en su andar firme por el camino hacia los derechos y el cambio verdadero. Las pautas están marcadas en la declaración “El Camino del Pueblo”, respuesta de miles de líderes, activistas y ciudadanos dentro de Cuba, que insisten en el respeto a las libertades individuales o colectivas, que quieren elecciones libres como única y válida opción ante el “cambio-fraude”.
Supongamos que por una crisis de conciencia el régimen cubano libere a Carromero y lo devuelva a su país. Esto sería lo justo, pues Ángel no cometió ningún delito, aunque hoy lo afirme y reafirme de igual forma que un periodista occidental en Kabul pudiera admitir su culpabilidad de ser un miserable infiel por el simple hecho de haber nacido, quizás, en Roma, mientras tres o cuatro talibanes encapuchados le flanquean con cimitarras y cuchillos filosos.
Entonces, ¿podrá la verdad ser dicha públicamente? ¿No tendrían que reconocer lo que ya saben algunos, que se ha cometido un doble asesinato y se ha secuestrado y extorsionado a testigos, se ha secuestrado la verdad?
Ángel es inocente, eso lo saben todos quienes tuvieron acceso a comunicarse con él y Aron el 21 y el 22 de julio pasado a través de mensajes enviados desde Cuba por distintas vías. Oswaldo y Harold fueron asesinados. Ángel debe ser inmediatamente devuelto a España, los culpables directos del crimen deben ser llevados ante los tribunales tal como los asesinos del padre Popieluszko fueron llevados por el general Jaruzelski y los cambios en Cuba deberán avanzar con la verdad y los derechos para todos. Oswaldo y Harold no deben ser asesinados una vez más, no por quienes aquel día 22 de julio les perseguían y acosaban hasta sacarles de la carretera, sino por quienes con su silencio hoy les matan.
Puede que pequemos de inocentes en pensar que la verdad y la honorabilidad sean el único camino posible para lograr la libertad de Ángel pero también la de Cuba. Más inocente, estoy convencido, es asumir que el silencio, la mentira o los pactos con una tiranía garantizarán la eternidad de convenios económicos, y mucho menos la libertad de un individuo o un pueblo.
Regis Iglesias Ramírez es portavoz del Movimiento Cristiano Liberación, exprisionero político. Fue desterrado a España en agosto de 2010.
El altruismo de un par de jóvenes simpatizantes con la libertad ha sido pasado no sólo por la despiadada prueba del terror de la junta militar cubana, sino también por la suave -pero muy errónea- estrategia de los intereses y compromisos políticos de los Estados que, por “razones de la sinrazón”, se encuentran fatalmente por encima de las vidas de los individuos. Es la egoísta posición de la modernidad política.
¿Por qué digo esto? Porque no sólo está en juego el tiempo que el joven líder de las juventudes populares pase secuestrado en las cárceles de Raúl Castro, sino -y esto es fundamental- las posiciones que España y algunos Estados deberían asumir, de reconocerse públicamente la verdad de lo sucedido a Oswaldo Paya y Harold Cepero. La verdad que muchos conocen y aun evaden, porque piensan que alcanzarán un acuerdo razonable con los secuestradores que les permitirá rescatar a Carromero y mantener el status quo en las relaciones con una tiranía: ¿y luego?
Luego no habrá justicia, no habrá verdadera solidaridad con los once millones de cubanos que dentro de la isla sufren una dictadura, ni con los millones que por ella están hoy exiliados. No habrá libertad y derechos, sino que se llegarán a consolidar los “cambios-fraudes” que tanto denunció Oswaldo, se consumará la nueva rusificación, ahora a lo Putin, que la junta económico-militar está intentando vender al mundo. Luego no habrá vergüenza para mirar fijamente al rostro herido de las víctimas del totalitarismo.
El crimen espera la condena y la toma de posiciones radicales, como radical era el mensaje de Oswaldo, que llamaba a devolver la soberanía al pueblo. “Cambios son derechos”, solía repetir hasta la saciedad todos los días el líder del Movimiento Cristiano Liberación frente a las maniobras y el contubernio entre la cúpula militar cubana, algunos empresarios cubanos del exilio, sectores de la jerarquía eclesial y los inversionistas extranjeros en la isla. Pero esto no parece que sucederá de momento. Algunos no quieren o no creen que les convenga verse arrimados a los cubanos en su andar firme por el camino hacia los derechos y el cambio verdadero. Las pautas están marcadas en la declaración “El Camino del Pueblo”, respuesta de miles de líderes, activistas y ciudadanos dentro de Cuba, que insisten en el respeto a las libertades individuales o colectivas, que quieren elecciones libres como única y válida opción ante el “cambio-fraude”.
Supongamos que por una crisis de conciencia el régimen cubano libere a Carromero y lo devuelva a su país. Esto sería lo justo, pues Ángel no cometió ningún delito, aunque hoy lo afirme y reafirme de igual forma que un periodista occidental en Kabul pudiera admitir su culpabilidad de ser un miserable infiel por el simple hecho de haber nacido, quizás, en Roma, mientras tres o cuatro talibanes encapuchados le flanquean con cimitarras y cuchillos filosos.
Entonces, ¿podrá la verdad ser dicha públicamente? ¿No tendrían que reconocer lo que ya saben algunos, que se ha cometido un doble asesinato y se ha secuestrado y extorsionado a testigos, se ha secuestrado la verdad?
Ángel es inocente, eso lo saben todos quienes tuvieron acceso a comunicarse con él y Aron el 21 y el 22 de julio pasado a través de mensajes enviados desde Cuba por distintas vías. Oswaldo y Harold fueron asesinados. Ángel debe ser inmediatamente devuelto a España, los culpables directos del crimen deben ser llevados ante los tribunales tal como los asesinos del padre Popieluszko fueron llevados por el general Jaruzelski y los cambios en Cuba deberán avanzar con la verdad y los derechos para todos. Oswaldo y Harold no deben ser asesinados una vez más, no por quienes aquel día 22 de julio les perseguían y acosaban hasta sacarles de la carretera, sino por quienes con su silencio hoy les matan.
Puede que pequemos de inocentes en pensar que la verdad y la honorabilidad sean el único camino posible para lograr la libertad de Ángel pero también la de Cuba. Más inocente, estoy convencido, es asumir que el silencio, la mentira o los pactos con una tiranía garantizarán la eternidad de convenios económicos, y mucho menos la libertad de un individuo o un pueblo.
Regis Iglesias Ramírez es portavoz del Movimiento Cristiano Liberación, exprisionero político. Fue desterrado a España en agosto de 2010.
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Cuba. Terminado el juicio de Ángel Carromero; se espera sentencia sobre el hecho donde murió Oswaldo Payá Sardiñas y sobre el cual algunos tenemos la opinión de que fue un asesinato político de la tiranía de los Castro
Tomado de http://www.martinoticias.com
Terminado el juicio, Carromero espera sentencia
Rosa María, Oswaldo y Reynaldo impedidos a asistir al juicio de Ángel Carromero
Los hijos de Oswaldo Payá Sardiñas, frente al juzgado donde no se les permitió entrar pese a que en el hecho murió su padre. En las fotos se observa como Miembros del Ministerio del Interior le cierran el paso. Nota del Bloguista de Baracutey Cubano.
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La fiscalía ratificó la petición de siete años de prisión, mientras que la defensa reclamó la absolución por falta de pruebas
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Por Rolando Cartaya
La fiscalía ratificó la petición de siete años de prisión, mientras que la defensa reclamó la absolución por falta de pruebas
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Por Rolando Cartaya
martinoticias.com
octubre 06, 2012
El juicio por homicidio imprudente en Bayamo, Cuba, al español Ángel Carromero, en relación con el accidente de tránsito en Cuba en el que murieron los opositores Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero Escalante, terminó la noche del viernes tras casi once horas de declaraciones de testigos y peritos, y quedó concluso para sentencia "en los próximos días".
La fiscal Isabel Bárzaga mantuvo su petición de siete años de prisión para Carromero como conductor del vehículo accidentado. La abogada del joven político español, Dorisbel Rojas, pidió su absolución "por falta de pruebas", al considerar que la tragedia fue ocasionada por las condiciones de la carretera en reparación y la insuficiente señalización del tramo.
Según las autoridades cubanas, el accidente se produjo por exceso de velocidad en una zona en reparaciones de la vía, con apropiada señalización y en la cual Carromero perdió el control del vehículo.
El proceso en el Tribunal Provincial Popular de la provincia Granma comenzó con un mensaje del político en el que expresó su “profundo sentimiento de pena” por el accidente. “Lo siento profundamente”, aseguró Carromero, según la agencia EFE, que pudo seguir la vista oral desde una sala aledaña al tribunal a través de un circuito cerrado de televisión. “He perdido muchas cosas en este tiempo”, afirmó, pero “no tiene comparación con el sentimiento de dolor de las familias”.
El diario madrileño El País precisa que tras una exposición previa del presidente del tribunal, Milson Piña Hidalgo, el juicio arrancó con la declaración del político español, que fue interrogado por la fiscalía y la abogada defensora. Carromero ratificó las declaraciones que hizo durante la fase de instrucción del caso y aseguró que circulaba a una velocidad de entre 80 y 90 kilómetros por hora al entrar en la zona en reparación de la carretera donde perdió el control del vehículo en una zona de baches.
(El tribunal donde se juzgó a Ángel Carromero)
En sus conclusiones, la fiscal Bárzaga atribuyó a Carromero, a quien calificó de conductor "francamente temerario", toda la responsabilidad del accidente por circular a exceso de velocidad (entre 100 y 132 kilómetros por hora, según los peritos) y por no atender entre otras, una señal previa que informaba de que esa parte de la carretera estaba en obras, según EFE.
Acerca de este tema, el blog Universo Increíble del periodista cubano Oscar Suárez denunció en agosto que la imagen de la señal de “Baches” apareció sorprendentemente en un reporte periodístico, días después que se le permitió a la prensa nacional y sobre todo a la extranjera radicada en La Habana, tomar fotos y videos en el lugar del fatídico “accidente” donde murieron los opositores Payá Sardiñas y Cepero Escalante.
Suárez señalaba que era la primera vez que veía un tipo de aviso de presencia de tales anomalías viales en toda la isla, tomando en cuenta que varias veces viajó por ella realizando su trabajo como reportero de la televisión cubana. El colega recordó que Carromero dijo no haber visto ese cartel ni ninguno.
El País recuenta que la señalización y el estado de la carretera ocuparon buena parte de las preguntas de la sesión de la mañana a los testigos que se encontraban en la zona, así como al primer agente de la policía de tránsito que acudió al lugar del suceso.
Sobre la velocidad a la que circulaba Carromero en el momento del accidente, clave en el caso, varios de los testigos dijeron que iba a “mucha velocidad”.
El País toma nota de que, en un principio, la familia de los opositores fallecidos declaró que tenían información de que el coche era seguido por un vehículo y que fue embestido, por lo que el accidente pudo haber sido provocado. En sus declaraciones, el político de Nuevas Generaciones del Partido Popular español aseguró que no había ningún vehículo cerca y que fue él el que se salió de la vía.
A los hijos del fallecido Oswaldo Payá, se les impidió entrar al tribunal
Efe apunta que los hijos del fallecido Oswaldo Payá también viajaron a Bayamo, pero un cordón de seguridad en las cercanías del tribunal les impidió acceder al juicio. Rosa María, la hija del disidente, explicó a la agencia española que no esperaban nada del proceso pero querían ver a Ángel Carromero, a quien consideran inocente y contra el que la familia de Payá no ha presentado cargos.
En su edición de este sábado el diario Granma reitera que el juicio oral fue "público y presenciado por el Cónsul General de la embajada de España en Cuba, y por periodistas de los medios nacionales y extranjeros". Sin embargo a la bloguera Yoani Sánchez, colaboradora de El País, y su esposo, el periodista independiente Reynaldo Escobar, se les impidió llegar a Bayamo y estuvo detenida por 30 horas. Yoani http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/06/actualidad/1349514363_085960.html cuenta su experiencia en el diario español.
En sus conclusiones, la fiscal Bárzaga atribuyó a Carromero, a quien calificó de conductor "francamente temerario", toda la responsabilidad del accidente por circular a exceso de velocidad (entre 100 y 132 kilómetros por hora, según los peritos) y por no atender entre otras, una señal previa que informaba de que esa parte de la carretera estaba en obras, según EFE.
Acerca de este tema, el blog Universo Increíble del periodista cubano Oscar Suárez denunció en agosto que la imagen de la señal de “Baches” apareció sorprendentemente en un reporte periodístico, días después que se le permitió a la prensa nacional y sobre todo a la extranjera radicada en La Habana, tomar fotos y videos en el lugar del fatídico “accidente” donde murieron los opositores Payá Sardiñas y Cepero Escalante.
Suárez señalaba que era la primera vez que veía un tipo de aviso de presencia de tales anomalías viales en toda la isla, tomando en cuenta que varias veces viajó por ella realizando su trabajo como reportero de la televisión cubana. El colega recordó que Carromero dijo no haber visto ese cartel ni ninguno.
El País recuenta que la señalización y el estado de la carretera ocuparon buena parte de las preguntas de la sesión de la mañana a los testigos que se encontraban en la zona, así como al primer agente de la policía de tránsito que acudió al lugar del suceso.
Sobre la velocidad a la que circulaba Carromero en el momento del accidente, clave en el caso, varios de los testigos dijeron que iba a “mucha velocidad”.
El País toma nota de que, en un principio, la familia de los opositores fallecidos declaró que tenían información de que el coche era seguido por un vehículo y que fue embestido, por lo que el accidente pudo haber sido provocado. En sus declaraciones, el político de Nuevas Generaciones del Partido Popular español aseguró que no había ningún vehículo cerca y que fue él el que se salió de la vía.
A los hijos del fallecido Oswaldo Payá, se les impidió entrar al tribunal
Efe apunta que los hijos del fallecido Oswaldo Payá también viajaron a Bayamo, pero un cordón de seguridad en las cercanías del tribunal les impidió acceder al juicio. Rosa María, la hija del disidente, explicó a la agencia española que no esperaban nada del proceso pero querían ver a Ángel Carromero, a quien consideran inocente y contra el que la familia de Payá no ha presentado cargos.
En su edición de este sábado el diario Granma reitera que el juicio oral fue "público y presenciado por el Cónsul General de la embajada de España en Cuba, y por periodistas de los medios nacionales y extranjeros". Sin embargo a la bloguera Yoani Sánchez, colaboradora de El País, y su esposo, el periodista independiente Reynaldo Escobar, se les impidió llegar a Bayamo y estuvo detenida por 30 horas. Yoani http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/06/actualidad/1349514363_085960.html cuenta su experiencia en el diario español.
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Programa televisivo donde en el segmento que comienza a partir del minuto 34 se analiza el juicio de Carromero, los incumplimientos de la propia ley jurídica Castrista y las condiciones bajo las cuales se estaba llevando a cabo
Para seguir leyendo hacer click aqui ...
Cuba. Arrestos y contradicciones en el juicio de Ángel Carromero. Yoani Sánchez: Intentaron desnudarme. Me resistí y lo pagué
Nota del Bloguista
Si desean oir a Yoani Sánchez narrando lo sucedido pueden ir al segundo link de Martí Noticias.com que aparece en este post.
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Tomado de http://www.martinoticias.com
Arrestos y contradicciones en el juicio de Ángel Carromero
Publicado 5 octubre 2012
Oct. 5 — Bajo una fuerte presencia policial, detenciones, contradicciones y la negativa de las autoridades cubanas de permitir la asistencia de opositores al proceso, que comenzó en Bayamo, este viernes, el juicio contra el español Ángel Carromero, acusado por el régimen castrista de homicidio imprudente por la muerte de los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero.
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Tomado de http://www.martinoticias.com
Yoani: "Le creímos a Granma que el juicio era oral y público. Pero ya saben, Granma miente"
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El diario oficial anunció que el juicio a Angel Carromero sería público. Pero Yoani Sánchez fue impedida de llegar y arrestada por 30 horas. Aquí, su relato en "El País" y lo que dijo a Radio Martí.
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martinoticias.com
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martinoticias.com
octubre 06, 2012
"Le habíamos creído al periódico Granma cuando publicó que el juicio era oral y público. Pero ya saben, Granma miente", señala Yoani Sánchez al contar en el diario madrileño “EL País” su experiencia de 30 horas de arresto desde que ella, su esposo el periodista Reynaldo Escobar, y el bloguero Agustín López fueron detenidos mientras se dirigían a Bayamo para cubrir el juicio al español Ángel Carromero.
La colaboradora de "El País”, arrestada el jueves y liberada el viernes, considera que al arrestarla le estaban permitiendo "vivir en la piel de Ángel Carromero cómo se estructura la presión alrededor de un detenido. Saber en carne propia los intríngulis de un Departamento de Instrucción del Ministerio del Interior".
En la conversación con Radio Martí que puede escuchar más abajo, Yoani reveló un detalle que no está en su crónica para "El País": cómo sufrió golpes en la cabeza y perdió un diente mientras se resistía a que la desnudaran.
Intentaron desnudarme. Me resistí y lo pagué
Por Yoani Sánchez
06-10-2012
Me quisieron impedir llegar al juicio a Ángel Carromero. Alrededor de las cinco de la tarde del 4 de octubre, un amplio operativo a las afueras de la ciudad de Bayamo detuvo el auto en que viajábamos mi esposo y yo, junto a un amigo. "Ustedes quieren boicotear al tribunal", nos dijo un hombre vestido completamente de verdeolivo, para inmediatamente proceder a detenernos.
El operativo tenía las dimensiones de un arresto hecho contra una banda de narcotraficantes o de la captura de un prolijo asesino en serie. Pero en lugar de tan amenazantes personas, solo había tres individuos que deseaban participar de oyentes en un proceso judicial, asomarse al interior de la sala de un tribunal. Le habíamos creído al periódico Granma cuando publicó que el juicio era oral y público. Pero ya saben, Granma miente.
No obstante, al arrestarme, en realidad me estaban regalando experimentar periodísticamente el otro lado de la historia. Vivir en la piel de Ángel Carromero cómo se estructura la presión alrededor de un detenido. Saber en carne propia los intríngulis de un Departamento de Instrucción del Ministerio del Interior.
Lo primero fueron tres mujeres uniformadas que me rodearon y me quitaron el móvil. Hasta allí era una situación confusa, agresiva, pero todavía no tenía visos de violencia. Después, esas mismas fornidas señoras me introdujeron en un cuarto e intentaron desnudarme. Pero hay una porción de uno mismo que nadie puede arrancarnos. No sé, quizás la última hoja de parra a la que nos aferramos cuando se vive bajo un sistema que lo sabe todo sobre nuestras vidas. En un mal y contradictorio verso quedaría como "podrás tener mi alma mi cuerpo no". Así que me resistí y pagué las consecuencias.
Yoani narra su detención y cómo perdió un diente a manos de las policías
Después de ese momento de máxima tensión le llega el turno al policía "bueno". Alguien que se me presenta diciendo que lleva el mismo apellido que yo -como si eso sirviera de algo- y que le gusta dialogar. Pero la trampa es tan conocida, se ha repetido tanto, que no caigo. Me imagino de inmediato a Carromero sometido a la misma tensión de amenaza y buen talante difícil de sobrellevar algo así por largo tiempo. En mi caso, recuerdo haber tomado aliento y después de una larga diatriba contra la ilegalidad de mi arresto, me quedé repitiendo por más de tres horas una sola frase: "Exijo que me dejen hacer una llamada telefónica, es mi derecho".
Necesitaba una certeza y la reiteración me la daba. El estribillo me hacía sentirme fuerte frente a personas que han estudiado en la academia los diversos métodos para ablandar la voluntad humana. Una obsesión era todo lo que me urgía para enfrentarlos. Y me obsesioné.
Por un rato parecía que había sido en vano mi insistente cantaleta, pero después de la una de la madrugada me permitieron hacer la llamada. Unas pocas frases con mi padre, a través de una línea evidentemente pinchada y ya todo quedaba dicho. Podía entonces entrar en la otra etapa de mi resistencia. La llamé hibernación, porque cuando se nombra algo es como sistematizarlo, creérselo.
Me negué a comer, a beber cualquier líquido; me negué al examen médico de varios doctores que trajeron a revisarme. Me negué a colaborar con mis captores y se los dije. No podía despegar de mi mente el desvalimiento de Carromero en más de dos meses lidiando con aquellos lobos que alternaban con el papel de oveja.
Una buena parte del tiempo toda mi actividad la filmaba una cámara que un sudoroso paparazzi manejaba. No sé si algún día pondrán alguna de esas tomas en la televisión oficial, pero organicé mis ideas y mi voz para que no pudieran ser transmitidas menoscabando mis convicciones. O les mantienen el audio original con mi demanda, o tienen que repetir la chapuza de sobreponerle la voz de un locutor. Traté de hacerles lo más difícil posible la edición posterior de aquel material.
Solo hice un pedido en 30 horas de detención: necesito ir al baño. Yo estaría preparada para llevar la batalla hasta el final, pero mi vejiga no. Después me llevaron a un calabozo-suite. Había pasado horas en otro que tenía una rara mezcla de barrotes y cortinas, con un terrible calor. Así que llegar al salón más amplio, con televisor y varias sillas, que desembocaba en una habitación con una cama realmente apetecible, fue un golpe muy bajo. Solo de mirar el estampado de las cortinas, tuve el presentimiento de que era el mismo lugar donde habían hecho la primera grabación que circuló en Internet de las declaraciones de Ángel Carromero.
Aquello no era una habitación, era un set. Lo supe de inmediato. Así que me negué a acostarme sobre la sobrecama recién tendida y a poner mi cabeza sobre las tentadoras almohadas. Me fui a una silla en un rincón y me acurruqué. Dos mujeres vestidas de militar me vigilaban todo el tiempo.
(Yoani Sánchez, foto de archivo)
Yo estaba viviendo el déja vu de otro, el recuerdo del escenario en el que transcurrieron los primeros días de detención para Carromero. Ya lo sabía y era duro. Una dureza que no estaba en el golpe o en la tortura, sino en la convicción de que no se podía confiar en nada de lo que ocurría dentro de esas paredes. El agua podía no ser agua, la cama más bien parecía una trampa y el doctor solícito estaba más cerca del soplón que del galeno.
Lo único que quedaba era sumergirse en los abismos del yo, cerrar las compuertas con el afuera y eso hice. La fase hibernación derivó en un letargo auto provocado. Ya no pronuncié una palabra más.
Para cuando me dijeron que me iban a trasladar hacia La Habana, me costó despegar los párpados y mi lengua parecía salirse de la boca por los efectos de la prolongada sed. Sin embargo, yo sentía que los había vencido.
En un último gesto, uno de mis captores tendió su mano para ayudarme a subir al microbús donde también estaba mi esposo. No acepto cortesía de represores, lo fulminé. Y volví a tener un último pensamiento para el joven español que vio torcerse su vida aquel 22 de julio, que tuvo que bregar entre todos aquellos engaños.
Al llegar a casa supe de los otros detenidos y de que la propia familia de Oswaldo Payá no pudo entrar a la sala penal. También del pedido de siete años hecho por el fiscal contra Ángel Carromero y de la condición de concluso para sentencia en que quedó el juicio de este viernes.
Lo mío era solo un tropezón, el gran drama sigue siendo la muerte de dos hombres y el encierro de otro.
La colaboradora de "El País”, arrestada el jueves y liberada el viernes, considera que al arrestarla le estaban permitiendo "vivir en la piel de Ángel Carromero cómo se estructura la presión alrededor de un detenido. Saber en carne propia los intríngulis de un Departamento de Instrucción del Ministerio del Interior".
En la conversación con Radio Martí que puede escuchar más abajo, Yoani reveló un detalle que no está en su crónica para "El País": cómo sufrió golpes en la cabeza y perdió un diente mientras se resistía a que la desnudaran.
Intentaron desnudarme. Me resistí y lo pagué
Por Yoani Sánchez
06-10-2012
Me quisieron impedir llegar al juicio a Ángel Carromero. Alrededor de las cinco de la tarde del 4 de octubre, un amplio operativo a las afueras de la ciudad de Bayamo detuvo el auto en que viajábamos mi esposo y yo, junto a un amigo. "Ustedes quieren boicotear al tribunal", nos dijo un hombre vestido completamente de verdeolivo, para inmediatamente proceder a detenernos.
El operativo tenía las dimensiones de un arresto hecho contra una banda de narcotraficantes o de la captura de un prolijo asesino en serie. Pero en lugar de tan amenazantes personas, solo había tres individuos que deseaban participar de oyentes en un proceso judicial, asomarse al interior de la sala de un tribunal. Le habíamos creído al periódico Granma cuando publicó que el juicio era oral y público. Pero ya saben, Granma miente.
No obstante, al arrestarme, en realidad me estaban regalando experimentar periodísticamente el otro lado de la historia. Vivir en la piel de Ángel Carromero cómo se estructura la presión alrededor de un detenido. Saber en carne propia los intríngulis de un Departamento de Instrucción del Ministerio del Interior.
Lo primero fueron tres mujeres uniformadas que me rodearon y me quitaron el móvil. Hasta allí era una situación confusa, agresiva, pero todavía no tenía visos de violencia. Después, esas mismas fornidas señoras me introdujeron en un cuarto e intentaron desnudarme. Pero hay una porción de uno mismo que nadie puede arrancarnos. No sé, quizás la última hoja de parra a la que nos aferramos cuando se vive bajo un sistema que lo sabe todo sobre nuestras vidas. En un mal y contradictorio verso quedaría como "podrás tener mi alma mi cuerpo no". Así que me resistí y pagué las consecuencias.
Yoani narra su detención y cómo perdió un diente a manos de las policías
Después de ese momento de máxima tensión le llega el turno al policía "bueno". Alguien que se me presenta diciendo que lleva el mismo apellido que yo -como si eso sirviera de algo- y que le gusta dialogar. Pero la trampa es tan conocida, se ha repetido tanto, que no caigo. Me imagino de inmediato a Carromero sometido a la misma tensión de amenaza y buen talante difícil de sobrellevar algo así por largo tiempo. En mi caso, recuerdo haber tomado aliento y después de una larga diatriba contra la ilegalidad de mi arresto, me quedé repitiendo por más de tres horas una sola frase: "Exijo que me dejen hacer una llamada telefónica, es mi derecho".
Necesitaba una certeza y la reiteración me la daba. El estribillo me hacía sentirme fuerte frente a personas que han estudiado en la academia los diversos métodos para ablandar la voluntad humana. Una obsesión era todo lo que me urgía para enfrentarlos. Y me obsesioné.
Por un rato parecía que había sido en vano mi insistente cantaleta, pero después de la una de la madrugada me permitieron hacer la llamada. Unas pocas frases con mi padre, a través de una línea evidentemente pinchada y ya todo quedaba dicho. Podía entonces entrar en la otra etapa de mi resistencia. La llamé hibernación, porque cuando se nombra algo es como sistematizarlo, creérselo.
Me negué a comer, a beber cualquier líquido; me negué al examen médico de varios doctores que trajeron a revisarme. Me negué a colaborar con mis captores y se los dije. No podía despegar de mi mente el desvalimiento de Carromero en más de dos meses lidiando con aquellos lobos que alternaban con el papel de oveja.
Una buena parte del tiempo toda mi actividad la filmaba una cámara que un sudoroso paparazzi manejaba. No sé si algún día pondrán alguna de esas tomas en la televisión oficial, pero organicé mis ideas y mi voz para que no pudieran ser transmitidas menoscabando mis convicciones. O les mantienen el audio original con mi demanda, o tienen que repetir la chapuza de sobreponerle la voz de un locutor. Traté de hacerles lo más difícil posible la edición posterior de aquel material.
Solo hice un pedido en 30 horas de detención: necesito ir al baño. Yo estaría preparada para llevar la batalla hasta el final, pero mi vejiga no. Después me llevaron a un calabozo-suite. Había pasado horas en otro que tenía una rara mezcla de barrotes y cortinas, con un terrible calor. Así que llegar al salón más amplio, con televisor y varias sillas, que desembocaba en una habitación con una cama realmente apetecible, fue un golpe muy bajo. Solo de mirar el estampado de las cortinas, tuve el presentimiento de que era el mismo lugar donde habían hecho la primera grabación que circuló en Internet de las declaraciones de Ángel Carromero.
Aquello no era una habitación, era un set. Lo supe de inmediato. Así que me negué a acostarme sobre la sobrecama recién tendida y a poner mi cabeza sobre las tentadoras almohadas. Me fui a una silla en un rincón y me acurruqué. Dos mujeres vestidas de militar me vigilaban todo el tiempo.
(Yoani Sánchez, foto de archivo)
Yo estaba viviendo el déja vu de otro, el recuerdo del escenario en el que transcurrieron los primeros días de detención para Carromero. Ya lo sabía y era duro. Una dureza que no estaba en el golpe o en la tortura, sino en la convicción de que no se podía confiar en nada de lo que ocurría dentro de esas paredes. El agua podía no ser agua, la cama más bien parecía una trampa y el doctor solícito estaba más cerca del soplón que del galeno.
Lo único que quedaba era sumergirse en los abismos del yo, cerrar las compuertas con el afuera y eso hice. La fase hibernación derivó en un letargo auto provocado. Ya no pronuncié una palabra más.
Para cuando me dijeron que me iban a trasladar hacia La Habana, me costó despegar los párpados y mi lengua parecía salirse de la boca por los efectos de la prolongada sed. Sin embargo, yo sentía que los había vencido.
En un último gesto, uno de mis captores tendió su mano para ayudarme a subir al microbús donde también estaba mi esposo. No acepto cortesía de represores, lo fulminé. Y volví a tener un último pensamiento para el joven español que vio torcerse su vida aquel 22 de julio, que tuvo que bregar entre todos aquellos engaños.
Al llegar a casa supe de los otros detenidos y de que la propia familia de Oswaldo Payá no pudo entrar a la sala penal. También del pedido de siete años hecho por el fiscal contra Ángel Carromero y de la condición de concluso para sentencia en que quedó el juicio de este viernes.
Lo mío era solo un tropezón, el gran drama sigue siendo la muerte de dos hombres y el encierro de otro.
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Alfredo M. Cepero: ESPAÑA SE AFERRA A SU COLONIA CUBANA
ESPAÑA SE AFERRA A SU COLONIA CUBANA
Desde el advenimiento al poder en la Cuba de 1959 de los hijos del gallego Angel Castro el gobierno de España se ha aliado con los tiranos para convertir de nuevo a nuestra patria en una colonia española. La república de 1902, fruto de la prédica amorosa de Martí y regada con la sangre de sus mejores hijos, sufre otra vez las cadenas de la opresión y el látigo de la miseria. Más de un siglo después de nuestra independencia, España insiste en la conducta de avaricia y de explotación que la llevó a perder a sus hijos cubanos porque no supo ser madre.
Las agencias internacionales de noticias dieron cuenta la semana pasada del inicio en La Habana de la décimo octava reunión del Comité de Cooperación (léase EXPLOTACIÓN) Empresarial Cubano-Español. España es el tercer socio comercial de Cuba, por detrás de China y Venezuela, con una relación que representa el siete por ciento del comercio total exterior de la isla. En el 2011, el régimen comunista compró 872 millones de dólares en productos españoles y le vendió a España productos cubanos en la cantidad de 222 millones, con una balanza favorable a esta última de 650 millones de dólares.
Pero el comercio bilateral entre las dos naciones no es el tema que ha motivado el título de este artículo. Tampoco es la razón de nuestra denuncia de la mezquindad y la desidia del gobierno de España y del mundo empresarial español ante el sufrimiento del pueblo de Cuba. El comercio internacional es, después de todo, uno de los instrumentos más idóneos del mundo globalizado de nuestros días para fomentar el desarrollo y la prosperidad de las naciones.
Nuestra indignación es consecuencia de la entente creada entre Madrid y La Habana para explotar a los obreros cubanos y prolongar la vida de una tiranía que ha hecho de nuestro pueblo el más pobre y oprimido de América. Esa entente se manifiesta en las 33 empresas mixtas en que empresarios españoles y sus mayorales cubanos logran pingües ganancias pagando salarios miserables a sus obreros cubanos. Un salto al pasado de la España de la esclavitud y de las encomiendas. Una bofetada en el rostro a quienes tenemos reservado en nuestro corazón un lugar especial para la España de Pelayo, de Cervantes, de Federico de Capdevila y de Bartolomé de las Casas.
Según las fuentes de mayor credibilidad el salario promedio de un obrero cubano es inferior a los 15 dólares mensuales, por debajo de países tan paupérrimos como Haití y Bolivia. Y eso no es culpa de las empresas españolas que operan en Cuba. Lo que si resulta repulsivo es que esas empresas se unan a los usureros que han creado esas condiciones para lucrar con las mismas y promover un de facto régimen de esclavitud en pleno siglo XXI. Pero, si tomamos en cuenta que el salario promedio de un obrero español es de 900 dólares mensuales, los ahorros en los costos de producción son lo suficientemente atractivos como para que estos depredadores echen por la borda todo tipo de principios morales y de sentimientos de compasión humana.
Ahí está la respuesta al interés de las empresas españolas en invertir en su factoría cubana. Sobre todo en un momento como el actual en que España desciende por un despeñadero financiero caracterizado por un desempleo general del 25 por ciento (50 por ciento entre la juventud), una contracción de la economía de casi el 2 por ciento, una baja del 14 por ciento en la cotización del euro en el último año y una deuda nacional de 775,000 millones de dólares, para un aumento del 72 por ciento con respecto al 2008. Como decía un antiguo locutor cubano de la radio de Miami: "Las cosas se han puesto como cuando la mona no carga al mono".
Ahora ha caído sobre los hombros de los desventurados obreros cubanos la ingrata tarea de salvar a los monos de dos economías en desastre: la cubana y la española. En el sistema de esclavitud diseñados por sus viejos y sus nuevos amos, los cubanos no tienen garantías de empleos, derechos laborales, ni compensación justa. El gobierno cobra a las empresas extranjeras en moneda dura y les paga a los obreros cubanos con pesos devaluados por una inflación gigantesca. Todo ello, después de retener el 90 por ciento del salario que debería devengar el obrero si fuera pagado en forma directa por su patrono.
En el curso de edificar este andamiaje de explotación obrera, el régimen no solo viola sus propias leyes sino ha violado los convenios internacionales ratificados por los mismos tiranos. En este sentido, el artículo No 5 del Convenio No 95 de la Organización Internacional del Trabajo, de fecha 8 de junio de 1949, exige que los salarios sean pagados en forma directa al trabajador. Irónicamente, este convenio fue ratificado por el propio gobierno revolucionario el 24 de septiembre de 1959. Pero, ¿qué importa otra violación de la ley para un gobierno que ha hecho de la ilegalidad su modo de supervivencia? Y además, ¿qué puede importarle un delito de tan poca monta a unos monstruos que un día tendrán que rendir cuentas de millares de asesinatos y violaciones de los derechos humanos?
Quienes sí tienen que estar preocupados son los empresarios españoles que han actuado en complicidad con los tiranos en la comisión de estos delitos contra un pueblo indefenso y oprimido. Cuando llegue la hora del cambio inevitable, impuesto en este caso por el tirano implacable del almanaque, tendrán que rendir cuentas ante el nuevo gobierno y el pueblo libre de Cuba. Ese nuevo gobierno tendrá la obligación de reivindicar los derechos y exigir la justa compensación que merecen quienes fueron víctimas de tanta maldad. Porque la única forma de preservar la paz será a través de una justicia sin excepciones. Y mucho de quienes llenaron sus arcas con el sudor y la miseria del pueblo cubano en la hora de su mayor desamparo.
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viernes, octubre 05, 2012
Pedro Corzo: Ernesto ¨Che¨ Guevara un fraude en evolución
Tomado de http://www.martinoticias.com/
Guevara un fraude en evolución
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Guevara no respetaba a los que no pensaban como él. Creo su propia escala de valores en la que los derechos de los otros no tenían cabida.
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Por Pedro Corzo
Radio Martí
octubre 04, 2012
El fraude generado en torno a la figura de Ernesto Guevara continua vigente a pesar de los 45 años transcurridos de su muerte, porque junto a los intereses de los grupos políticos e intelectuales que defienden un legado que no existe, han cohabitado a través de los tiempos, un número importante de personas que requieren de un símbolo para usarlo en ocasiones como lanza, para las agresiones, y otras de escudo, en la que resguardan debilidades, contradicciones y remordimientos.
El mito de Guevara ha evolucionado. En el presente un ignorante incapaz de ofender al prójimo le compra a su hija una maleta escolar con el rostro del verdugo de La Cabaña, otro usa camiseta o carga pancartas con su esfinge para reclamar respeto al medio ambiente, porque ignora que fue el “Che”, como le dicen sus partidarios, quien dirigió el desmonte de los bosque cubanos a fuerza del uso indiscriminado de explosivos, y un tercero puede apoyar un proyecto político contrario a las ideas que Guevara promovió hasta el día de su muerte, porque ignora que su ídolo vivía el dilema de si admirar a Mao Tse Tung o José Stalin.
El Guevara de los 60, el real, tiene muy poca relación con el revolucionario vegetariano, tolerante y flexible que algunos pretenden presentar. El “Che” era un hombre violento. Creía en la lucha armada, defendía el tableteo de ametralladoras y aseguraba que el odio era una eficiente arma para matar.
El Guevara que murió en Bolivia, que fue capturado vivo y que clamó por el respeto de su vida, defendía la censura, estaba a favor de la ejecución de sus enemigos, y fue capaz de responderle a Gamal Abdel Nasser, el líder egipcio, cuando este comentó que su revolución había generado pocos exiliados, "Eso significa que en su revolución no ha ocurrido gran cosa, yo mido la profundidad de una transformación social por el número de gente afectada por ella y que piensa que no tienen cabida en la nueva sociedad".
El Guevara real, el que planteo que había que llevar la guerra a todos los rincones y escribió sobre la necesidad de conflictos como el de Viet Nam, expresó en más de una ocasión “El camino pacífico está eliminado y la violencia es inevitable. Para lograr regímenes socialistas habrán de correr ríos de sangre y debe continuarse la ruta de la liberación, aunque sea a costa de millones de víctimas atómicas”.
(Ernesto Guevara capturado)
Ese Guevara, de quien tal vez un fervoroso creyente colgó un afiche en su habitación, le escribió a su madre desde México “No soy Cristo ni un filántropo, soy todo lo contrario de un Cristo. Lucho por las cosas en las que creo con todas las armas de que dispongo y trato de dejar muerto al otro para que no me claven en ninguna cruz o en ninguna otra cosa".
Como si esta misiva no fuera suficiente para mostrar su verdadera naturaleza, escribió a su primera esposa, Hilda Gadea, desde la Sierra Maestra, “Querida vieja: Aquí en la selva cubana, vivo y sediento de sangre, escribo estas ardientes líneas inspiradas en Martí. Como un soldado de verdad, al menos estoy sucio y harapiento, escribo esta carta sobre un plato de hojalata, con un arma a mi lado y algo nuevo, un cigarro en la boca".
Aquellos que impulsan una plena tolerancia y respeto a las tendencia sexuales no deberían usar a Guevara como un icono de esas demandas. El “Che” era un hómofobo extremista. Fue pionero en perseguir a homosexuales y lesbianas, desterrando a muchos en el otoño de 1960 a la península de Guanahacabibes, posteriormente envió al mismo lugar, sin que mediara tampoco un proceso judicial, a prostitutas y proxenetas.
Este individuo expresó en una ocasión “solamente enviamos a Guanahacabibes aquellos casos dudosos de los que no estamos seguros que deban ser encarcelados…. a la gente que no debería ir a la cárcel, gente que ha cometido crímenes contra la moral revolucionaria, en mayor o menor grado.”
Ernesto Guevara no respetaba a los que no pensaban como él. Creo su propia escala de valores en la que los derechos de los otros no tenían cabida. Trató de imponer sus convicciones sangre y fuego, por eso es incomprensible que instituciones, partidos políticos, intelectuales y personalidades que si conocen a Guevara, no se esfuercen porque sus partidarios y afines rompan con el mito, o es que también les gusta la fantasía de la boina que se llenó de sangre.
Ese Guevara, de quien tal vez un fervoroso creyente colgó un afiche en su habitación, le escribió a su madre desde México “No soy Cristo ni un filántropo, soy todo lo contrario de un Cristo. Lucho por las cosas en las que creo con todas las armas de que dispongo y trato de dejar muerto al otro para que no me claven en ninguna cruz o en ninguna otra cosa".
Como si esta misiva no fuera suficiente para mostrar su verdadera naturaleza, escribió a su primera esposa, Hilda Gadea, desde la Sierra Maestra, “Querida vieja: Aquí en la selva cubana, vivo y sediento de sangre, escribo estas ardientes líneas inspiradas en Martí. Como un soldado de verdad, al menos estoy sucio y harapiento, escribo esta carta sobre un plato de hojalata, con un arma a mi lado y algo nuevo, un cigarro en la boca".
Aquellos que impulsan una plena tolerancia y respeto a las tendencia sexuales no deberían usar a Guevara como un icono de esas demandas. El “Che” era un hómofobo extremista. Fue pionero en perseguir a homosexuales y lesbianas, desterrando a muchos en el otoño de 1960 a la península de Guanahacabibes, posteriormente envió al mismo lugar, sin que mediara tampoco un proceso judicial, a prostitutas y proxenetas.
Este individuo expresó en una ocasión “solamente enviamos a Guanahacabibes aquellos casos dudosos de los que no estamos seguros que deban ser encarcelados…. a la gente que no debería ir a la cárcel, gente que ha cometido crímenes contra la moral revolucionaria, en mayor o menor grado.”
Ernesto Guevara no respetaba a los que no pensaban como él. Creo su propia escala de valores en la que los derechos de los otros no tenían cabida. Trató de imponer sus convicciones sangre y fuego, por eso es incomprensible que instituciones, partidos políticos, intelectuales y personalidades que si conocen a Guevara, no se esfuercen porque sus partidarios y afines rompan con el mito, o es que también les gusta la fantasía de la boina que se llenó de sangre.
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