Su verdadero nombre era Samuel Langhorne Clemens. Nacido el 30 de noviembre de 1835 en Florida (Missouri), este escritor estadounidense dio sus primeros pasos en el mundo de las letras durante su adolescencia, cuando, en 1851, comenzó a publicar notas en el periódico de su hermano, el “Hannibal Journal”. Antes había sido aprendiz en dos imprentas, actividad que retomó años más tarde en distintas ciudades de Estados Unidos.
Fue piloto de un barco de vapor, se alistó en una compañía irregular de voluntarios de caballería del ejército confederado y, tiempo después, viajó a Nevada con su hermano, donde ambos probaron suerte con las minas de plata. En Nevada, Clemens se desempeñó como periodista para el “Territorial Enterprise” de Virginia City y, en 1863, comenzó a utilizar el seudónimo con el que pasó a la historia: Mark Twain, un nombre que, en el río Mississippi, significa “dos brazas de profundidad”, y representa el calado mínimo que se necesita para la buena navegación.
En 1864 se traslada a San Francisco y conoce a dos escritores: Artemus Ward y Bret Harte. Al año siguiente, Twain consigue un gran reconocimiento gracias a una historia que escuchó en las minas de oro de California y que él reconstruyó y tituló “La célebre rana saltarina del condado de las Calaveras”. Luego vendrían “Los inocentes en el extranjero”, “Una vida dura” y el clásico “Las aventuras de Tom Sawyer” (que tiempo después tendría su secuela), entre muchas otras obras.
En 1884, año en que salió a la luz “Las aventuras de Huckelberry Finn” (la citada continuación y que está considerada como la obra maestra de Twain), el escritor creó la editora Charles L. Webster and Company, donde publica una gran cantidad de títulos, tanto suyos como de otros autores.
Años antes de fallecer, Mark Twain, o mejor dicho, Samuel Langhorne Clemens, recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford y, el 21 de abril de 1910, la muerte lo encontró en Nueva York.
Fue piloto de un barco de vapor, se alistó en una compañía irregular de voluntarios de caballería del ejército confederado y, tiempo después, viajó a Nevada con su hermano, donde ambos probaron suerte con las minas de plata. En Nevada, Clemens se desempeñó como periodista para el “Territorial Enterprise” de Virginia City y, en 1863, comenzó a utilizar el seudónimo con el que pasó a la historia: Mark Twain, un nombre que, en el río Mississippi, significa “dos brazas de profundidad”, y representa el calado mínimo que se necesita para la buena navegación.
En 1864 se traslada a San Francisco y conoce a dos escritores: Artemus Ward y Bret Harte. Al año siguiente, Twain consigue un gran reconocimiento gracias a una historia que escuchó en las minas de oro de California y que él reconstruyó y tituló “La célebre rana saltarina del condado de las Calaveras”. Luego vendrían “Los inocentes en el extranjero”, “Una vida dura” y el clásico “Las aventuras de Tom Sawyer” (que tiempo después tendría su secuela), entre muchas otras obras.
En 1884, año en que salió a la luz “Las aventuras de Huckelberry Finn” (la citada continuación y que está considerada como la obra maestra de Twain), el escritor creó la editora Charles L. Webster and Company, donde publica una gran cantidad de títulos, tanto suyos como de otros autores.
Años antes de fallecer, Mark Twain, o mejor dicho, Samuel Langhorne Clemens, recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford y, el 21 de abril de 1910, la muerte lo encontró en Nueva York.
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Publicado por Verónica Gudiña el 5 de Noviembre de 2007 a las 08:21 pmCategorías: Biografías