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Sunday, September 06, 2009

La presencia de Cristo:


¿Qué significa para usted la presencia de Cristo?
“[¿]Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (MAT. 24:3.)
HACE casi dos mil años, cuatro apóstoles de Jesús que conversaban a solas con su Maestro en el monte de los Olivos le hicieron esta pregunta: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mat. 24:3). La pregunta contiene dos expresiones muy interesantes: “tu presencia” y “la conclusión del sistema de cosas”. ¿Qué significa cada una de ellas?
2 Empecemos por la segunda de tales expresiones, a saber, “la conclusión del sistema de cosas”. La palabra “conclusión” es la traducción del vocablo griego syntéleia. En la Traducción del Nuevo Mundo, esta palabra se vierte “conclusión” en todos los casos, mientras que hay otro término griego relacionado, télos, que se traduce “fin”. Para comprender la diferencia de significado entre estas dos palabras, piense en un discurso pronunciado en el Salón del Reino. La conclusión es la última parte del discurso, en la que el orador dedica algo de tiempo a recordar a los presentes lo que les ha explicado y les muestra cómo ponerlo en práctica. El fin del discurso tiene lugar cuando el orador se baja de la plataforma. De modo parecido, la expresión “la conclusión del sistema de cosas” se refiere en la Biblia al período de tiempo que precede al fin del sistema de cosas y que, además, lo incluye.
3 ¿Y qué puede decirse en cuanto a la “presencia” sobre la que los apóstoles preguntaron? Esta palabra es la traducción del vocablo griego parousía. La parousía, o presencia, de Cristo comenzó cuando Jesús fue coronado Rey en los cielos, en 1914, y se extiende hasta abarcar la “gran tribulación”, durante la cual vendrá para destruir a los malvados (Mat. 24:21). En el transcurso de esta presencia de Jesús tienen lugar muchas cosas, como “los últimos días” de este mundo malvado y la recolección de los escogidos y su resurrección en los cielos (2 Tim. 3:1; 1 Cor. 15:23; 1 Tes. 4:15-17; 2 Tes. 2:1). Puede decirse que el período de “la conclusión [syntéleia] del sistema de cosas” corresponde, o corre paralelo, al período denominado la presencia (parousía) de Cristo.
Un espacio de tiempo prolongado
4 El hecho de que la palabra parousía se refiera a un espacio de tiempo prolongado armoniza con lo que Jesús dijo sobre su presencia (léase Mateo 24:37-39). Observe que Jesús no comparó su presencia al tiempo relativamente breve que duró el Diluvio de Noé. Más bien, la comparó al período mucho más largo que culminó con el Diluvio. Durante este período, Noé construyó el arca y predicó a la gente hasta el momento en que por fin llegó el Diluvio. Aquellos sucesos tuvieron lugar a lo largo de muchas décadas. Del mismo modo, la presencia de Cristo abarca tanto los sucesos que anteceden a la gran tribulación como la gran tribulación misma (2 Tes. 1:6-9).
5 Otras profecías bíblicas muestran claramente que la presencia de Cristo se refiere a un espacio de tiempo prolongado, y no simplemente al momento en que vendrá a destruir a la gente mala. En el libro de Revelación se representa a Jesús montado en un caballo blanco y recibiendo una corona (léase Revelación 6:1-8). Tras su coronación como Rey, ocurrida en 1914, se dice de él que sale “venciendo y para completar su victoria”. A continuación, el relato muestra que le siguen varios jinetes en caballos de distintos colores. Proféticamente, tales jinetes representan la guerra, la escasez de alimentos y las epidemias que han ocurrido a lo largo del espacio de tiempo denominado “los últimos días”. De hecho, estamos viendo el cumplimiento de esta profecía ahora, en nuestro propio tiempo.
6 El capítulo 12 de Revelación da más detalles respecto a la instauración del Reino de Dios en los cielos. Por ejemplo, nos habla de una batalla que se pelea en la región invisible. Miguel —quien es Jesucristo en su puesto celestial— y sus ángeles combaten contra el Diablo y sus demonios. Como resultado, Satanás y sus fuerzas demoníacas son arrojados a la Tierra. El relato nos dice que, en ese momento, el Diablo siente gran cólera, “sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo” (léase Revelación 12:7-12). Está claro, pues, que tras la instauración del Reino de Cristo en los cielos habría un período marcado por calamidades cada vez mayores para la Tierra y sus habitantes.
7 El Salmo segundo también se refiere proféticamente a la coronación de Jesús en el monte Sión celestial (léase Salmo 2:5-9; 110:1, 2). Sin embargo, este salmo también indica que hay un período en que a los gobernantes de la Tierra y a sus súbditos se les concede la oportunidad de someterse a Cristo. Se les insta a que “ejerzan perspicacia” y a que se dejen “corregir”. Durante ese tiempo, “felices son todos los que se refugian en [Jehová]” sirviéndole a él y a su Rey nombrado. Y, como vemos, se les brinda esa oportunidad durante la presencia de Jesús como Rey (Sal. 2:10-12).
¿Quiénes reconocerían la señal?
8 En cierta ocasión en que los fariseos le preguntaron cuándo vendría el Reino, Jesús contestó que no vendría de modo que fuera “llamativamente observable” para ellos (Luc. 17:20, 21). Así es: los incrédulos no entenderían. ¿Cómo iban a entender, si ni siquiera reconocieron a Jesús como su futuro Rey? Entonces, ¿quiénes reconocerían la señal de la presencia de Cristo y, además, comprenderían su significado?
9 Jesús pasó a decir que sus discípulos verían la señal tan claramente como si vieran un “relámpago [...] [que] resplandece desde una parte debajo del cielo hasta otra parte debajo del cielo” (léase Lucas 17:24-29). Es interesante observar que Mateo 24:23-27 establece una relación directa entre esta misma comparación y la señal de la presencia de Cristo.
La generación que vería la señal
10 Hace algunos años, esta revista explicó que la expresión “esta generación” de Mateo 24:34 se refería, en lo que respecta al siglo primero, a “la generación contemporánea de judíos incrédulos”. Esta explicación parecía razonable debido a que el término generación tenía una connotación negativa en todos los demás pasajes en que Jesús lo utilizó. De hecho, en la mayoría de los casos, Jesús tachó a la generación de “inicua” o la calificó con otros términos negativos (Mat. 12:39; 17:17; Mar. 8:38). Por eso se creyó que, en el cumplimiento moderno, Jesús se estaba refiriendo a la “generación” inicua de incrédulos que verían tanto los aspectos que caracterizarían “la conclusión [syntéleia] del sistema de cosas” como el fin (télos) de dicho sistema.
11 Es verdad que Jesús empleó la palabra generación con un sentido negativo cuando se dirigía a las personas malvadas de su día o cuando hablaba de ellas. Pero ¿se refirió necesariamente a tales personas cuando pronunció las palabras que leemos en Mateo 24:34? Recuerde que los cuatro apóstoles conversaron con él “privadamente” (Mat. 24:3). Puesto que Jesús no empleó términos negativos cuando les habló de “esta generación”, seguramente los apóstoles entendieron que ellos y los demás discípulos formaban parte de la “generación” que no pasaría “hasta que suced[ieran] todas estas cosas”.
12 ¿Cómo llegamos a esa conclusión? Examinando detenidamente el contexto. Según Mateo 24:32, 33, Jesús dijo: “Aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas” (compárese con Marcos 13:28-30; Lucas 21:30-32). Entonces, en Mateo 24:34, leemos: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”.
13 Según Mateo 24:33, Jesús dijo que sus discípulos, que pronto iban a ser ungidos con espíritu santo, serían quienes podrían llegar a ciertas conclusiones cuando vieran ocurrir “todas estas cosas”. De modo que Jesús debió de haberse referido a sus discípulos cuando declaró: “De ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”.
14 A diferencia de los incrédulos, los discípulos de Jesús no solo verían la señal, sino que también comprenderían su importancia. ‘Aprenderían’ al contemplar los distintos aspectos de esa señal y, por tanto, ‘sabrían’ su verdadero significado. No tendrían ninguna duda de que “él está cerca, a las puertas”. Es verdad que tanto los judíos incrédulos como los fieles cristianos ungidos del siglo primero vieron un cumplimiento limitado de las palabras de Jesús. No obstante, solo sus discípulos ungidos ‘aprendieron’ de aquellos sucesos, es decir, comprendieron su verdadero significado.
15 En nuestros días, las personas que no comprenden los asuntos espirituales consideran que la señal de la presencia de Jesús no se ha visto de una manera “llamativamente observable”. Les parece que todo continúa igual que siempre (2 Ped. 3:4). Por otro lado, los fieles hermanos ungidos de Cristo, la clase Juan de nuestros días, han reconocido la señal como si de un relámpago se tratara y han comprendido lo que realmente significa. Como grupo, estos ungidos componen en tiempos modernos la “generación” de contemporáneos que no pasará “hasta que sucedan todas estas cosas”. Esto parece indicar que algunos hermanos ungidos de Cristo aún estarán vivos en la Tierra cuando comience la predicha gran tribulación.
“Manténganse alerta”
16 Sin embargo, no basta con reconocer la señal. Jesús pasó a decir: “Lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta” (Mar. 13:37). El que así lo hagamos es de primordial importancia para todos nosotros hoy, seamos de los ungidos o de la gran muchedumbre. Ya han pasado más de nueve décadas desde 1914, año en que Jesús fue coronado en los cielos. Y por difícil que resulte, debemos estar listos y mantenernos alerta. Algo que nos ayuda a lograrlo es comprender que, aunque no lo veamos, Cristo ya está presente ejerciendo su autoridad de Rey. Esto también nos mantiene en expectativa, sabiendo que pronto, ‘a la hora que menos pensemos’, vendrá para destruir a sus enemigos (Luc. 12:40).
17 Entender el significado de la presencia de Cristo debe intensificar nuestro sentido de urgencia. Sabemos que Jesús ya está presente y que ha estado reinando invisiblemente en los cielos desde 1914. Pronto vendrá para destruir a los malvados y efectuar cambios trascendentales en todo el planeta. Por lo tanto, debemos estar más decididos que nunca a participar de lleno en la obra que Jesús profetizó cuando dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin [télos]” (Mat. 24:14).
[Notas]
Puede comprobarse el significado de parousía contrastando la “presencia” y la “ausencia” del apóstol Pablo tanto en 2 Corintios 10:10, 11 como en Filipenses 2:12. Para un examen más detallado, véase la obra Perspicacia para comprender las Escrituras, vol. 2, págs. 710-713.
Véase La Atalaya del 1 de noviembre de 1995, págs. 11-15, 19, 30, 31.
El período en que vive “esta generación” parece corresponder al período en que se cumple la primera visión del libro de Revelación (Rev. 1:10–3:22). Este aspecto del día del Señor se extiende desde 1914 hasta que el último de los ungidos fieles muera y sea resucitado (véase el libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!, pág. 24, párr. 4).
¿Qué respondería?
• ¿Qué pruebas hay de que la presencia de Jesús es un espacio de tiempo prolongado?
• ¿Quiénes reconocen la señal de la presencia de Jesús y comprenden lo que significa?
• En nuestros días, ¿quiénes componen la “generación” de la que habla Mateo 24:34?
• ¿Por qué no podemos calcular la duración exacta de “esta generación”?
[Preguntas del estudio]
1. ¿Qué interesante pregunta le hicieron a Jesús sus apóstoles?
2. ¿Qué implica la palabra “conclusión”?
3. ¿Qué cosas tienen lugar durante la presencia de Jesús?
4. ¿Qué paralelo existe entre la presencia de Jesús y los sucesos de los días de Noé?
5. ¿Cómo muestra el capítulo 6 de Revelación que la presencia de Jesús es un espacio de tiempo prolongado?
6. ¿Qué nos ayuda a comprender el capítulo 12 de Revelación respecto a la presencia de Cristo?
7. ¿De qué habla el Salmo segundo, y a qué oportunidad hace referencia?
8, 9. ¿Quiénes reconocerían la señal de la presencia de Cristo y comprenderían su significado?
10, 11. a) ¿Qué explicación se dio hace algunos años sobre la “generación” mencionada en Mateo 24:34? b) ¿Qué debieron de entender los discípulos de Jesús respecto a quiénes formaban parte de aquella “generación”?
12. ¿Cómo nos permite el contexto identificar a quiénes se refería Jesús cuando empleó el término generación?
13, 14. ¿Por qué podemos decir que Jesús debió de haberse referido a sus discípulos cuando habló de la “generación”?
15. a) En tiempos modernos, ¿quiénes componen la “generación” de la que habló Jesús? b) ¿Por qué no podemos calcular la duración exacta de “esta generación”? (Véase el recuadro de la pág. 25.)
16. ¿Qué debemos hacer todos los discípulos de Cristo?
17. ¿Cómo debe influir en nosotros comprender el significado de la presencia de Cristo, y a qué debemos estar decididos?
[Recuadro de la página 25]
¿Podemos calcular cuánto dura “esta generación”?
La palabra generación suele referirse a las personas de distintas edades cuyas vidas coinciden en cierto momento o se van traslapando a lo largo de cierto período. Por ejemplo, Éxodo 1:6 nos dice: “Con el tiempo murió José, y también todos sus hermanos y toda aquella generación”. José y sus hermanos eran de distintas edades, pero vivieron experiencias comunes durante un mismo período. Entre los miembros de “aquella generación” se contaban varios hermanos de José que nacieron antes que él, algunos de los cuales incluso continuaron viviendo tras la muerte de José (Gén. 50:24). “Aquella generación” también incluía a otras personas que, como Benjamín, nacieron después que José y quizá siguieron viviendo después que él murió.
De modo que cuando el término generación se refiere a las personas que viven en un período particular, no puede calcularse la duración exacta de este. Lo único que puede decirse es que tal período tiene un fin y que su duración no es excesivamente larga. Por lo tanto, al emplear la expresión “esta generación”, como se registra en Mateo 24:34, Jesús no dio a sus discípulos una fórmula para calcular cuándo acabarían “los últimos días”. De hecho, justo después les recalcó que no sabrían “aquel día y hora” (2 Tim. 3:1; Mat. 24:36).
[Ilustración de las páginas 22 y 23]
Tras ser coronado Rey en 1914, Jesús “salió venciendo”
[Ilustración de la página 24]
“De ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”.

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