CUBA: Un aporte al debate nacional
Un aporte al debate nacional
Por Pablo AlfonsoUna vez más los cubanos han sido convocados para que expongan en las aulas, centros de trabajo y en sus barrios, sus penas y sus tristezas, sus problemas y sus esperanzas. La nueva catarsis nacional se llevará a cabo hasta el próximo 15 de octubre y “el análisis” de la realidad nacional estará dirigido por un “Material de Estudio”, que incluye discursos de Raúl Castro y Reflexiones de Fidel.Las instrucciones para el llamado debate aseguran que este proceso “no será exactamente igual’’, pues está dirigido a un “análisis interno’’ de “lo que ocurre en cada lugar’’, identificar los problemas y sugerir soluciones, señala el documento. Claro que, para que no existan confusiones, queda subrayado que “la decisión irrenunciable de construir el socialismo”, no está sujeta a cuestionamientos.La agenda está conformada por diez puntos que incluye, entre otros temas, el racionamiento de alimentos, el robo en los centros de trabajo, los subsidios y el mercado negro. La nueva catarsis se produce en el contexto de un descontento generalizado entre la población que abarca desde el más humilde de los trabajadores, hasta círculos prominentes de artistas, intelectuales y académicos.Una carta abierta que circula por el correo electrónico de las redes internas de Cuba (Intranet) es una buena muestra de la temperatura popular. Ha llegado a mis manos el texto íntegro de esa larga misiva, que trataré de resumir en este espacio. Pienso que sus argumentos, muy bien pudieran incorporarse a ese debate convocado por el general Raúl Castro.La carta firmada por el actor Armando Tomey, comienza lamentando las medidas del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) que paga a los actores salarios de miseria y las pésimas condiciones de trabajo impuestas a la mayoría comparados con los privilegios de los bendecidos por el régimen.“Convoco a todos los actores y artistas en general a que, por muy necesitados que estén económicamente, no acepten condiciones leoninas y humillantes de trabajo”, afirma.Tomey se pregunta “si a Randy, Taladrid o el resto del selecto grupo de ¿La Mesa Redonda? van en guagua o a pie a su programa”. Y se responde como un latigazo: “Todos sabemos la respuesta, puesta hasta m... en un baño diferente”. “Lléguense a los baños de los estudios del Focsa, o a los propios del ICRT que nos tocan a nosotros: compiten en acumulado de secreciones sólidas y líquidas con cualquier baño de una Terminal o una cervecera en moneda nacional”, asegura.( Armando Tomey )Tomey recuerda que en La Mesa Redonda “nunca se debaten nuestras crisis ni ninguno de los problemas candentes que afectan nuestra sociedad (y lo más importante: ¡no hay debate! ¡No hay polémica!, todos coinciden en los criterios, como si estuvieran programados o con un libreto muy bien aprendido. Realmente es un programa monotemático, latoso y muy aburrido)”.El actor aborda sin cortapisas las limitaciones de los cubanos a la tecnología que está al alcance de la población en otros países: “También algunos logramos el derecho a tener correo electrónico, por supuesto que sin ¡INTERNET!, pues somos unos de los pocos países atípicos del mundo en que no se nos permite. Creo que Corea Del Norte y nosotros, ¿por qué no podemos tener Internet? Responder esa pregunta conllevaría a un análisis muy crítico de la filosofía o la forma autocrática y rígida con que se conduce y dirige nuestra sociedad socialista de la mitad del siglo veinte”.Tomey explica cómo en los últimos años el deterioro de la economía cubana, producto de la ineficiencia de un régimen agota, repercute en lo que se alcanzó en las primeras décadas revolucionarias en materia de salud, educación y vivienda, entre otros. Esta es parte de su ilustrativa parrafada final. ¡Toda una catarsis personal!“ Hoy este tema de la vivienda es uno de los problemas más serios de muchos cubanos; hasta tres generaciones comparten un apartamento; no se construyen casas, no se venden, no se alquilan, ¡un callejón sin salida! La salud es gratis, pero cada día se nos hace más difícil obtener un buen diagnostico, una buena atención, hacerse análisis, operarse; conozco casos de pacientes que tras largos días de ingresos han salido de un hospital sin diagnósticos o con diagnósticos equivocados y el precio a veces lamentablemente es la vida.Se han restaurados algunos hospitales pero la mayoría siguen en la suciedad y deterioro. El transporte ha mejorado algo en la capital, pero en provincias viven ¡a carretones y bicicletas! El transporte ferroviario es un caos, muchos pueblos han quedados desconectados del sistema. El transporte de ómnibus interprovincial también es muy deficiente y el soborno es el que consigue pasajes, mientras los infelices esperan largas horas.Los servicios a la población, después de un breve período de mejora y eficiencia, han vuelto a ser muy deficientes, provocando irritaciones y falta de respuesta a las necesidades humanas elementales como sentarse donde hay que esperar, o tener donde tomar agua, m...y c....Los viejos que trabajaron el tiempo exigido, o las viudas, tienen su pensioncita (que no alcanza), pero ¡c...! como tienen que sufrir en las kilométricas colas para cobrar, los otros clientes que necesiten hacer una operación en el banco en esa fecha, mejor se ahorcan. Cuánto tiene que sufrir el que se le rompe un equipo eléctrico, el que necesita un plomero, un carpintero o un albañil en su casa, pues hasta los oficios han ido desapareciendo y cada día son más caros. ¿Cómo se las arregla el que tiene pocos recursos y con limitaciones físicas debe acudir a un hospital con frecuencia? Hablar de los servicios en nuestro país es hacer un puchero y comenzar a sudar.A todo esto hay que sumarle la mayor desdicha del cubano de hoy: ¿comer? La libreta de abastecimiento es una gran ayuda para la mayoría de las familias, pero es solo eso, una ayuda (claro que ni soñar con quitarla); el resto, que es la mayor parte, exige proezas cotidianas que van desde el invento hasta el robo, pasando por encima de los que se revientan trabajando honradamente y obteniendo muy poco.Últimamente se está dando un fenómeno muy singular: ¿nadie tiene un kilo? Pero, ¡tampoco hay nada! Es cierto que aún podemos vanagloriarnos de algunas cosas muy buenas, como el hecho de que en Cuba los niños no tienen o no se les permite trabajar; se les exige estudiar y puede que muchos sufran carencias y desigualdades, pero ninguno muere de hambre ni vive debajo de un puente. Pero la pregunta es, ¿por qué para tener esto tenemos que renunciar o prescindir de otras tantas cosas?Sí, tenemos que ahorrar, pero hemos desperdiciado y malgastado muchos recursos. Hemos ayudados a muchos países dándoles los que nos quitamos. Quisimos, siendo un país pobre, encabezar y costear la revolución mundial. Para defendernos de los ¿yanquis? buscamos cobija en los ¿rusos? y bien sabemos que caro nos ha costado ese compromiso. Nos involucramos en muchísimos conflictos bélicos con un alto costo de vidas y recursos, y hoy en día ninguno de esos países practican una política ni similar a la nuestra. Nos olvidamos de elevar el nivel de vida del pueblo y de pensar en sus necesidades y aspiraciones y nos convertimos en el Mesías de internacionalismo proletario. Hoy insistimos en sus viejas fórmulas fracasadas y seguimos el mismo camino recto, recto, requeterrecto: ¿hacia dónde?”Fonte: Identificada en el textohttp://www.cubalibredigital.com
( Tomado de Baracutey Cubano).
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