Jueves 30 de abril
Obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe (Gál. 6:10).
Santiago 2:15, 16 nos dice: “Si un hermano o una hermana están en estado de desnudez y carecen del alimento suficiente para el día, y sin embargo alguno de entre ustedes les dice: ‘Vayan en paz, manténganse calientes y bien alimentados’, pero ustedes no les dan las cosas necesarias para su cuerpo, ¿de qué provecho es?”. La religión verdadera nos enseña a preocuparnos unos por otros y a atender a los más necesitados. No nos permite contentarnos con desearle a nuestro hermano que todo le vaya bien. Es preciso que, movidos por la ternura y la compasión, satisfagamos sus necesidades más apremiantes (1 Juan 3:17, 18). Podemos hacerlo preparando comidas para los enfermos, echándoles una mano a los hermanos mayores con sus tareas, proporcionando transporte a las reuniones cristianas a los que lo precisen, ayudando con generosidad a quienes lo merezcan y realizando muchas otras obras de misericordia (Deu. 15:7-10). w07 15/9 2:3-5
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