Tomado de la revista Despertad de 2013 de WWW. j.w.org/es
GEORGE estaba desesperado. Ni siquiera
pod
´ı
a alimentar a su familia.
Las enfermedades y el hambre azotaban
a su comunidad. Sin embargo, a unos
cientos de kil
´
ometros al sur se encontraba
un pa
´
ıs m
´
as pr
´
ospero. “Me ir
´
e all
´
a —pens
´o
George—, conseguir
´e
un empleo y luego
har
´e
que mi familia vaya tambi
´
en para
reunirse conmigo.”
Tambi
´e
n Patricia, de Nigeria, so
˜
naba con
un nuevo comienzo en el extranjero. No ten
´
ıa trabajo ni perspectivas de progresar,
de modo que decidi
´
o irse a Argelia y de all ´
ı
a Espa
˜n
a, sin imaginarse lo terrible que ser
´
ıa el viaje a trav
´
es del desierto del Sahara.
“Estaba embarazada —comenta ella—, y
quer
´
ıa darle a mi hijo una vida mejor.”
Rachel quer
´
ıa ir a Espa
˜
na para mejorar
su situaci
´
on. Hab
´
ıa perdido su empleo en
Filipinas y sus parientes le hab ´
ıan dicho
que en otros pa
´
ıses las empleadas dom
´
esticas
eran muy solicitadas. As
´
ı que pidi
´
o dinero
prestado, compr
´o
el pasaje y se despidi
´o
de su esposo y su hija con esta promesa:
“No estaremos separados por mucho tiempo”.
Se calcula que en las
´
ultimas d
´e
cadas
han emigrado m
´
as de 200 millones de personas
como George, Patricia y Rachel. Aunque
algunas han huido debido a la guerra,
los desastres naturales o la persecuci
´
on, la
mayor
´
ıa ha emigrado por razones econ
´
omicas.
¿Qu
´e
dificultades encuentran en el
pa
´
ıs al que llegan? ¿Logran la vida que
anhelaban? ¿C
´
omo les va a los hijos cuando
sus padres se marchan en busca de
mayores ingresos? Lea las respuestas que
se dan a continuaci
´
on.
TEMA DE PORTADA
Los inmigrantes
sus sue
˜ nos y
sus realidades
EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR
La primera gran dificultad del emigrante
es, a menudo, el viaje mismo. George viaj
´
o cientos de kil
´
ometros con poca comida.
“El recorrido fue una pesadilla”, recuerda.
Muchos inmigrantes ni siquiera llegan
a su destino.
El objetivo de Patricia era llegar a Espa-
˜
na. Atraves
´
o el desierto del Sahara api-
˜n
ada con otras 25 personas en un cami
´o
n abierto. “El viaje de Nigeria a Argelia
nos tom
´o
una semana —cuenta—. En el
trayecto vimos muchos cad
´ averes y
gente
vagando por el desierto a punto de morir.
Parece que algunos camioneros despiadados
van abandonando pasajeros a lo
largo del camino.”
A diferencia de George y Patricia, Rachel
viaj
´
o en avi
´
on a Espa
˜
na, donde ten
´
ıa
un empleo esper
´
andola. Pero nunca se
imagin
´
o cu
´
anto extra
˜
nar
´ ıa a
su hijita de
dos a
˜
nos. “Cada vez que ve
´ ıa a
una madre
cuidando de su peque
˜
no —recuerda—,
se me encog
´
ıa el coraz
´
on.”
George luch
´o
por adaptarse a su nuevo
pa
´
ıs. Pasaron meses antes de que
pudiera enviar dinero a casa. “Muchas
noches llor
´e
de soledad y frustraci
´
on”,
confiesa.
Tras varios meses en Argelia, Patricia
lleg
´o
a la frontera con Marruecos. Ella
dice: “All
´ı
di a luz a mi nena. Ten
´
ıa que
esconderme de los traficantes que secuestraban
a las inmigrantes y las obligaban
a prostituirse. Al final consegu
´
ı suficiente
dinero para iniciar el peligroso
viaje pormar a Espa
˜
na. El bote estaba
en p
´
esimo estado y no estaba preparado
para llevar a tanta gente. ¡Hasta tuvimos
que usar los zapatos para sacar el
agua que entraba! Al llegar a la costa,
no me quedaban fuerzas para caminar
hasta la orilla”.
Los riesgos del viaje no son los
´
unicos
problemas a los que se enfrenta quien
est
´
a planeando irse a otro pa ´
ıs. Est
´
an
las barreras del idioma y la cultura, as
´ı
como los gastos y las complicaciones legales
que surgen para obtener la residencia
o la ciudadan
´
ıa. Si no se obtienen, es
casi imposible conseguir un buen empleo,
vivienda, educaci
´
on o servicios de salud
adecuados. Tampoco es f
´
acil tramitar la licencia
de conducir ni abrir una cuenta
bancaria. Y por si fuera poco, los inmigrantes
indocumentados son explotados
como mano de obra barata.
Otro factor que considerar es el dinero.
En realidad, ¿cu
´ anta seguridad ofrece?
La Biblia da este sabio consejo: “No te
esfuerces por hacerte rico; deja de preocuparte
por eso. Si te fijas bien, ver
´
as
que no hay riquezas; de pronto se van
volando, como
´
aguilas, como si les hubieran
salido alas” (Proverbios 23:4, 5,
Dios habla hoy). Hay que recordar que
LLEGADA Y PROCESO DE ADAPTACI
´
ON
UN EMIGRANTE
DE TIEMPOS ANTIGUOS
“La migraci
´o
n es la acci
´
on m
´
as antigua
de combate a la pobreza”, escribi
´
o el economista
John Kenneth Galbraith. Eso fue lo que hizo
el patriarca Jacob, el fundador de la naci
´
on de
Israel. Debido al hambre que azotaba Cana
´
an,
Jacob y su gran familia de casi setenta miembros
se mudaron a Egipto, donde permanecieron
por much
´
ısimo tiempo (G
´
enesis 42:1-5; 45:9-11;
46:26, 27). De hecho, Jacob muri
´
o all ´
ı y sus descendientes
se quedaron en aquel pa
´
ıs por unos
doscientos a
˜
nos antes de volver a Cana
´
an.
¡Despertad! Febrero de 2013 7
las cosas m
´
as importantes no se pueden
comprar: el amor, la tranquilidad y la unidad
familiar. ¡Qu
´e
triste es cuando una
pareja, en su deseo de conseguir m
´
as dinero,
pone en segundo plano el amor que
los une o el “cari
˜
no natural” que sienten
por sus hijos! (2 Timoteo 3:1-3.)
Los seres humanos tambi
´
en tenemos
una necesidad espiritual (Mateo 5:3). Por
tanto, los buenos padres hacen todo lo
que est
´
a en su mano por cumplir la responsabilidad
que Dios les ha dado de ense
˜
nar a sus hijos acerca de
´
el, su prop
´
osito
y sus normas (Efesios 6:4).
“OJAL
´A
HUBIERAN TOMADO OTRA DECISI
´
ON”
“Yo ten
´
ıa nueve a
˜
nos cuando mam
´
a se
fue a Espa
˜n
a —dice Airen, quien viv
´
ıa en Filipinas
con sus dos hermanas menores—. Nos
prometi
´
o que comer ´
ıamos mejor, ir
´
ıamos a
una mejor escuela y vivir
´
ıamos en una casa
mejor. Todav
´ ıa recuerdo el d
´ ıa que se march
´
o.
Me abraz
´o
y me dijo que cuidara de mis hermanitas,
Rhea y Shullamite. Llor
´
e pormucho
tiempo.
”Cuatro a
˜
nos despu
´
es, pap
´
a se march
´
o para
encontrarse con ella. Mientras estuvo con nosotras,
yo lo segu
´
ıa a todas partes. Cuando fuimos
a despedirlo, las tres estuvimos abrazadas
a
´
el hasta que subi
´
o al autob
´
us. De nuevo, llor
´e desconsoladamente por mucho tiempo.”
Shullamite, la menor de las tres, recuerda:
“Con nueve a
˜n
os, Airen lleg
´
o a sermimadre,
por decirlo as
´
ı. Yo le contaba mis problemas.
Ella me ense
˜n
´ oa lavar la ropa, a
hacer la
cama y otras cosas. Cuando nuestros padres
nos llamaban, algunas veces trataba de decirles
lo que sent
´
ıa, pero no me sab
´
ıa explicar
bien. No creo que siempre me hayan
entendido.
”La gente me preguntaba si extra
˜
naba a mis
padres. ‘¡Claro!’, respond
´
ıa yo. Aunque sinceramente
no recordaba a mi madre. Ten
´
ıa cuatro
a
˜
nos cuando se march
´
o yme hab ´
ıa acostumbrado
a estar sin ella.”
“Ten
´
ıa 16 a
˜
nos —dice Airen— cuando mis
hermanas y yo finalmente nos reunimos con
nuestros padres. ¡Qu
´e
emocionada estaba!
Pero una vez all
´
ı descubr ´
ı que para nosotras
eran casi unos extra
˜
nos.”
Rhea a
˜n
ade: “Yo me guardaba los problemas.
Era t
´
ımida y me costaba mostrar cari-
˜n
o. En Filipinas viv
´ ıamos con nuestros t
´
ıos, que
ten
´
ıan tres hijas. Aunque cuidaban de nosotras,
no era lomismo que tener verdaderos padres”.
Airen concluye diciendo: “Cuando
´
eramos
una familia pobre no sufrimos, pues nunca pasamos
hambre. Pero mis hermanas y yo s
´
ı sufrimos
cuando nuestros padres se marcharon.
Aunque llevamos juntos casi cinco a
˜
nos, la
huella que dej
´o
en nosotras la larga separaci
´
on no se ha borrado. Sabemos que nuestros
padres nos aman, pero ojal
´
a hubieran
tomado otra decisi
´
on”.
Las historias de los inmigrantes pueden
variar, pero la mayor
´
ıa tienen algo en com
´u
n, como se ve en los ejemplos de
George, Rachel y Patricia. La familia sufre
cuando se deja atr
´
as al c
´
onyuge o a los
hijos, y pueden pasar a
˜
nos hasta que todos
vuelvan a reunirse. En el caso de
George pasaron m
´
as de cuatro a
˜
nos.
Rachel finalmente volvi
´
o a Filipinas
para buscar a su hijita despu ´
es de haber
estado separada de ella por casi cinco
a
˜n
os. Patricia, por su parte, lleg
´
o a Espa
˜
na con su beb
´e
en brazos. “Ella es todo
lo que tengo —dice—, as
´ı
que trato de cuidarla
lo mejor posible.”
Muchos inmigrantes no vuelven a su
pa
´ ıs a
pesar de la soledad, los problemas
econ
´
omicos y la larga separaci
´
on de sus
seres queridos. ¿Por qu
´
e? Porque han
invertido tanto que, cuando las cosas salen
mal, no tienen el valor de cortar por
lo sano, regresar a casa y sufrir posibles
humillaciones.
Allan, de Filipinas, tuvo el valor de
regresar. Aunque hab
´
ıa encontrado un
buen empleo en Espa
˜
na, al a
˜
no y medio
ya estaba de vuelta en casa.
´
El explica:
“Extra
˜n
aba demasiado a mi esposa y a
mi nena. As
´
ı que decid ´
ı que no trabajar
´
ıa nunca m
´ as en el extranjero si no pod
´
ıa llev
´ armelas conmigo; y
con el tiempo,
eso fue lo que hice. La familia es much
´
ısimo
m
´
as importante que el dinero”.
Patricia descubri
´
o otra cosa que es
m
´
as importante que el dinero. Cuando
lleg
´
o a Espa
˜
na, llevaba con ella un Nuevo
Testamento. “Era mi amuleto —recuerda—.
M
´
as tarde conoc
´
ı a una testigo de
Jehov
´
a. Nunca hab
´
ıa querido hablar con
los Testigos, as
´
ı que empec ´
e a hacerle
muchas preguntas con la intenci
´
on de
demostrarle que estaba equivocada. Para
mi sorpresa, defendi
´o
sus creencias y respondi
´o
a mis preguntas con la Biblia.”
Patricia comprendi
´o
que la felicidad
verdadera y la esperanza de un futuro
mejor no dependen del lugar donde uno
viva ni del dinero que uno tenga, sino de
conocer a Dios y su prop
´
osito para la
humanidad (Juan 17:3). Entre otras cosas,
aprendi
´o
que Dios tiene nombre:
Jehov
´a
(Salmo 83:18). Tambi
´
en aprendi
´o
en la Biblia que
´
el pronto eliminar
´
a la pobreza
mediante su Reino, un gobierno en
manos de Jesucristo (Daniel 7:13, 14).
Jes
´
us “librar
´
a al pobre que clama por ayuda,
tambi
´e
n al afligido y a cualquiera que
no tiene ayudador. De la opresi
´
on y de
la violencia les redimir
´a
el alma”, nos asegura
Salmo 72:12, 14.
¿Por qu
´e
no dedica tiempo a examinar
la Biblia? Este libro de sabidur
´
ıa divina
le ayudar
´
a a darle el primer lugar a lo que
es m
´
as importante, a tomar buenas decisiones
y a afrontar las dificultades con
´
animo y esperanza (Proverbios 2:6-9,
20, 21). ˛
UNA FAMILIA UNIDA ES M
´
AS IMPORTANTE QUE EL DINERO
¡Despertad! Febrero de 2013
pod
´ı
a alimentar a su familia.
Las enfermedades y el hambre azotaban
a su comunidad. Sin embargo, a unos
cientos de kil
´
ometros al sur se encontraba
un pa
´
ıs m
´
as pr
´
ospero. “Me ir
´
e all
´
a —pens
´o
George—, conseguir
´e
un empleo y luego
har
´e
que mi familia vaya tambi
´
en para
reunirse conmigo.”
Tambi
´e
n Patricia, de Nigeria, so
˜
naba con
un nuevo comienzo en el extranjero. No ten
´
ıa trabajo ni perspectivas de progresar,
de modo que decidi
´
o irse a Argelia y de all ´
ı
a Espa
˜n
a, sin imaginarse lo terrible que ser
´
ıa el viaje a trav
´
es del desierto del Sahara.
“Estaba embarazada —comenta ella—, y
quer
´
ıa darle a mi hijo una vida mejor.”
Rachel quer
´
ıa ir a Espa
˜
na para mejorar
su situaci
´
on. Hab
´
ıa perdido su empleo en
Filipinas y sus parientes le hab ´
ıan dicho
que en otros pa
´
ıses las empleadas dom
´
esticas
eran muy solicitadas. As
´
ı que pidi
´
o dinero
prestado, compr
´o
el pasaje y se despidi
´o
de su esposo y su hija con esta promesa:
“No estaremos separados por mucho tiempo”.
Se calcula que en las
´
ultimas d
´e
cadas
han emigrado m
´
as de 200 millones de personas
como George, Patricia y Rachel. Aunque
algunas han huido debido a la guerra,
los desastres naturales o la persecuci
´
on, la
mayor
´
ıa ha emigrado por razones econ
´
omicas.
¿Qu
´e
dificultades encuentran en el
pa
´
ıs al que llegan? ¿Logran la vida que
anhelaban? ¿C
´
omo les va a los hijos cuando
sus padres se marchan en busca de
mayores ingresos? Lea las respuestas que
se dan a continuaci
´
on.
TEMA DE PORTADA
Los inmigrantes
sus sue
˜ nos y
sus realidades
EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR
La primera gran dificultad del emigrante
es, a menudo, el viaje mismo. George viaj
´
o cientos de kil
´
ometros con poca comida.
“El recorrido fue una pesadilla”, recuerda.
Muchos inmigrantes ni siquiera llegan
a su destino.
El objetivo de Patricia era llegar a Espa-
˜
na. Atraves
´
o el desierto del Sahara api-
˜n
ada con otras 25 personas en un cami
´o
n abierto. “El viaje de Nigeria a Argelia
nos tom
´o
una semana —cuenta—. En el
trayecto vimos muchos cad
´ averes y
gente
vagando por el desierto a punto de morir.
Parece que algunos camioneros despiadados
van abandonando pasajeros a lo
largo del camino.”
A diferencia de George y Patricia, Rachel
viaj
´
o en avi
´
on a Espa
˜
na, donde ten
´
ıa
un empleo esper
´
andola. Pero nunca se
imagin
´
o cu
´
anto extra
˜
nar
´ ıa a
su hijita de
dos a
˜
nos. “Cada vez que ve
´ ıa a
una madre
cuidando de su peque
˜
no —recuerda—,
se me encog
´
ıa el coraz
´
on.”
George luch
´o
por adaptarse a su nuevo
pa
´
ıs. Pasaron meses antes de que
pudiera enviar dinero a casa. “Muchas
noches llor
´e
de soledad y frustraci
´
on”,
confiesa.
Tras varios meses en Argelia, Patricia
lleg
´o
a la frontera con Marruecos. Ella
dice: “All
´ı
di a luz a mi nena. Ten
´
ıa que
esconderme de los traficantes que secuestraban
a las inmigrantes y las obligaban
a prostituirse. Al final consegu
´
ı suficiente
dinero para iniciar el peligroso
viaje pormar a Espa
˜
na. El bote estaba
en p
´
esimo estado y no estaba preparado
para llevar a tanta gente. ¡Hasta tuvimos
que usar los zapatos para sacar el
agua que entraba! Al llegar a la costa,
no me quedaban fuerzas para caminar
hasta la orilla”.
Los riesgos del viaje no son los
´
unicos
problemas a los que se enfrenta quien
est
´
a planeando irse a otro pa ´
ıs. Est
´
an
las barreras del idioma y la cultura, as
´ı
como los gastos y las complicaciones legales
que surgen para obtener la residencia
o la ciudadan
´
ıa. Si no se obtienen, es
casi imposible conseguir un buen empleo,
vivienda, educaci
´
on o servicios de salud
adecuados. Tampoco es f
´
acil tramitar la licencia
de conducir ni abrir una cuenta
bancaria. Y por si fuera poco, los inmigrantes
indocumentados son explotados
como mano de obra barata.
Otro factor que considerar es el dinero.
En realidad, ¿cu
´ anta seguridad ofrece?
La Biblia da este sabio consejo: “No te
esfuerces por hacerte rico; deja de preocuparte
por eso. Si te fijas bien, ver
´
as
que no hay riquezas; de pronto se van
volando, como
´
aguilas, como si les hubieran
salido alas” (Proverbios 23:4, 5,
Dios habla hoy). Hay que recordar que
LLEGADA Y PROCESO DE ADAPTACI
´
ON
UN EMIGRANTE
DE TIEMPOS ANTIGUOS
“La migraci
´o
n es la acci
´
on m
´
as antigua
de combate a la pobreza”, escribi
´
o el economista
John Kenneth Galbraith. Eso fue lo que hizo
el patriarca Jacob, el fundador de la naci
´
on de
Israel. Debido al hambre que azotaba Cana
´
an,
Jacob y su gran familia de casi setenta miembros
se mudaron a Egipto, donde permanecieron
por much
´
ısimo tiempo (G
´
enesis 42:1-5; 45:9-11;
46:26, 27). De hecho, Jacob muri
´
o all ´
ı y sus descendientes
se quedaron en aquel pa
´
ıs por unos
doscientos a
˜
nos antes de volver a Cana
´
an.
¡Despertad! Febrero de 2013 7
las cosas m
´
as importantes no se pueden
comprar: el amor, la tranquilidad y la unidad
familiar. ¡Qu
´e
triste es cuando una
pareja, en su deseo de conseguir m
´
as dinero,
pone en segundo plano el amor que
los une o el “cari
˜
no natural” que sienten
por sus hijos! (2 Timoteo 3:1-3.)
Los seres humanos tambi
´
en tenemos
una necesidad espiritual (Mateo 5:3). Por
tanto, los buenos padres hacen todo lo
que est
´
a en su mano por cumplir la responsabilidad
que Dios les ha dado de ense
˜
nar a sus hijos acerca de
´
el, su prop
´
osito
y sus normas (Efesios 6:4).
“OJAL
´A
HUBIERAN TOMADO OTRA DECISI
´
ON”
“Yo ten
´
ıa nueve a
˜
nos cuando mam
´
a se
fue a Espa
˜n
a —dice Airen, quien viv
´
ıa en Filipinas
con sus dos hermanas menores—. Nos
prometi
´
o que comer ´
ıamos mejor, ir
´
ıamos a
una mejor escuela y vivir
´
ıamos en una casa
mejor. Todav
´ ıa recuerdo el d
´ ıa que se march
´
o.
Me abraz
´o
y me dijo que cuidara de mis hermanitas,
Rhea y Shullamite. Llor
´
e pormucho
tiempo.
”Cuatro a
˜
nos despu
´
es, pap
´
a se march
´
o para
encontrarse con ella. Mientras estuvo con nosotras,
yo lo segu
´
ıa a todas partes. Cuando fuimos
a despedirlo, las tres estuvimos abrazadas
a
´
el hasta que subi
´
o al autob
´
us. De nuevo, llor
´e desconsoladamente por mucho tiempo.”
Shullamite, la menor de las tres, recuerda:
“Con nueve a
˜n
os, Airen lleg
´
o a sermimadre,
por decirlo as
´
ı. Yo le contaba mis problemas.
Ella me ense
˜n
´ oa lavar la ropa, a
hacer la
cama y otras cosas. Cuando nuestros padres
nos llamaban, algunas veces trataba de decirles
lo que sent
´
ıa, pero no me sab
´
ıa explicar
bien. No creo que siempre me hayan
entendido.
”La gente me preguntaba si extra
˜
naba a mis
padres. ‘¡Claro!’, respond
´
ıa yo. Aunque sinceramente
no recordaba a mi madre. Ten
´
ıa cuatro
a
˜
nos cuando se march
´
o yme hab ´
ıa acostumbrado
a estar sin ella.”
“Ten
´
ıa 16 a
˜
nos —dice Airen— cuando mis
hermanas y yo finalmente nos reunimos con
nuestros padres. ¡Qu
´e
emocionada estaba!
Pero una vez all
´
ı descubr ´
ı que para nosotras
eran casi unos extra
˜
nos.”
Rhea a
˜n
ade: “Yo me guardaba los problemas.
Era t
´
ımida y me costaba mostrar cari-
˜n
o. En Filipinas viv
´ ıamos con nuestros t
´
ıos, que
ten
´
ıan tres hijas. Aunque cuidaban de nosotras,
no era lomismo que tener verdaderos padres”.
Airen concluye diciendo: “Cuando
´
eramos
una familia pobre no sufrimos, pues nunca pasamos
hambre. Pero mis hermanas y yo s
´
ı sufrimos
cuando nuestros padres se marcharon.
Aunque llevamos juntos casi cinco a
˜
nos, la
huella que dej
´o
en nosotras la larga separaci
´
on no se ha borrado. Sabemos que nuestros
padres nos aman, pero ojal
´
a hubieran
tomado otra decisi
´
on”.
Las historias de los inmigrantes pueden
variar, pero la mayor
´
ıa tienen algo en com
´u
n, como se ve en los ejemplos de
George, Rachel y Patricia. La familia sufre
cuando se deja atr
´
as al c
´
onyuge o a los
hijos, y pueden pasar a
˜
nos hasta que todos
vuelvan a reunirse. En el caso de
George pasaron m
´
as de cuatro a
˜
nos.
Rachel finalmente volvi
´
o a Filipinas
para buscar a su hijita despu ´
es de haber
estado separada de ella por casi cinco
a
˜n
os. Patricia, por su parte, lleg
´
o a Espa
˜
na con su beb
´e
en brazos. “Ella es todo
lo que tengo —dice—, as
´ı
que trato de cuidarla
lo mejor posible.”
Muchos inmigrantes no vuelven a su
pa
´ ıs a
pesar de la soledad, los problemas
econ
´
omicos y la larga separaci
´
on de sus
seres queridos. ¿Por qu
´
e? Porque han
invertido tanto que, cuando las cosas salen
mal, no tienen el valor de cortar por
lo sano, regresar a casa y sufrir posibles
humillaciones.
Allan, de Filipinas, tuvo el valor de
regresar. Aunque hab
´
ıa encontrado un
buen empleo en Espa
˜
na, al a
˜
no y medio
ya estaba de vuelta en casa.
´
El explica:
“Extra
˜n
aba demasiado a mi esposa y a
mi nena. As
´
ı que decid ´
ı que no trabajar
´
ıa nunca m
´ as en el extranjero si no pod
´
ıa llev
´ armelas conmigo; y
con el tiempo,
eso fue lo que hice. La familia es much
´
ısimo
m
´
as importante que el dinero”.
Patricia descubri
´
o otra cosa que es
m
´
as importante que el dinero. Cuando
lleg
´
o a Espa
˜
na, llevaba con ella un Nuevo
Testamento. “Era mi amuleto —recuerda—.
M
´
as tarde conoc
´
ı a una testigo de
Jehov
´
a. Nunca hab
´
ıa querido hablar con
los Testigos, as
´
ı que empec ´
e a hacerle
muchas preguntas con la intenci
´
on de
demostrarle que estaba equivocada. Para
mi sorpresa, defendi
´o
sus creencias y respondi
´o
a mis preguntas con la Biblia.”
Patricia comprendi
´o
que la felicidad
verdadera y la esperanza de un futuro
mejor no dependen del lugar donde uno
viva ni del dinero que uno tenga, sino de
conocer a Dios y su prop
´
osito para la
humanidad (Juan 17:3). Entre otras cosas,
aprendi
´o
que Dios tiene nombre:
Jehov
´a
(Salmo 83:18). Tambi
´
en aprendi
´o
en la Biblia que
´
el pronto eliminar
´
a la pobreza
mediante su Reino, un gobierno en
manos de Jesucristo (Daniel 7:13, 14).
Jes
´
us “librar
´
a al pobre que clama por ayuda,
tambi
´e
n al afligido y a cualquiera que
no tiene ayudador. De la opresi
´
on y de
la violencia les redimir
´a
el alma”, nos asegura
Salmo 72:12, 14.
¿Por qu
´e
no dedica tiempo a examinar
la Biblia? Este libro de sabidur
´
ıa divina
le ayudar
´
a a darle el primer lugar a lo que
es m
´
as importante, a tomar buenas decisiones
y a afrontar las dificultades con
´
animo y esperanza (Proverbios 2:6-9,
20, 21). ˛
UNA FAMILIA UNIDA ES M
´
AS IMPORTANTE QUE EL DINERO